Congregarte: Una celebracion de la Gloria de Cristo

Nunca en tu vida te has cuestionado el porqué Dios nos pide que nos congreguemos? Lo sé, estas pensando en ese texto en hebreos 10.25 que dice:

No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros , y mucho más al ver que el día se acerca.

Pero cuál es la razón por la que Dios nos exhorta a hacerlo? No es primera vez que hablo con cristianos que dicen no asistir a ninguna congregación en especifico por la simple razón que ellos no creen en las iglesias, que los pastores son unos ladrones, que los hermanos son hipócritas, etc. (de excusas está lleno el mundo) sin saber que fue el mismo Dios quien nos ordeno a hacerlo. 
Para ello debemos remontarnos en el Antiguo Testamento. La primera mención que Dios hace acerca de congregarnos se encuentra en Éxodo capitulo 5 verso 1:

Después Moisés y Aarón fueron y dijeron a Faraón: Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: ``Deja ir a mi pueblo para que me celebre fiesta en el desierto"

He notado gracias a la facilidad del internet que todas las traducciones de la biblia, incluyendo las más antiguas como 1569 y 1909 hacen referencia unánimemente a este pasaje con la palabra FIESTA. La razón por la cual el Dios de Israel quería que su pueblo abandonase Egipto es por que mandaba a celebrar una fiesta en su nombre. Escrito en otras palabras Dios desea que en un mundo lleno de pecados, de violencia, de maldad y de egoísmo su pueblo aparte un tiempo para celebrar su gloria. Es por esa razón que el salmista escribe estas palabras:

Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mí; de cómo iba yo con la multitud y la guiaba hasta la casa de Dios, con voz de alegría y de acción de gracias, con la muchedumbre en fiesta
Salmos 42.4



Cuando tú asistes a una fiesta hay dos ingredientes que nunca deben faltar: los invitados y la comida. En el antiguo testamento era igual. El Dios de Israel establecía una ordenanza para que todo el pueblo se reuniese en el lugar que El escogiere de todas las tribus de Israel para poner su nombre en ese lugar

Y al lugar que el Señor vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová. ..Deuteronomio 12.11

Dios ponía el lugar, pero la comida la llevaban las tribus de Israel. Nadie debía presentarse ante la presencia de Dios con las manos vacías, así que cada persona llevaba una ofrenda sea animal o vegetal, conforme a su capacidad económica para ofrecerla a Dios. Por muchos años al leer el libro del Levítico no entendía el significado de las ofrendas, pero fue gracias a una predicación que escuche que mis ojos espirituales fueron abiertos. El libro del Levítico describe cinco tipos de ofrendas: Holocausto, Oblación, Ofrenda de Paz, Ofrenda por el pecado y Ofrenda por la culpa
Si Dios nos invitaba a una fiesta y los invitados somos nosotros, donde queda la comida? En las ofrendas.
Entonces mi buen Búho me vas a decir que Dios también come? Si bien no tiene un sistema digestivo como nosotros, es importante verlo del punto espiritual. Cada una de esas ofrendas eran quemadas para que subiera olor fragante ante su presencia, como una representación que Dios estaba comiendo con su pueblo. Esa es la razón por la que despreciaba todo aquel animal defectuoso, ciego o enfermo, esto se convertía en una “abominación” a sus ojos. La palabra abominación significa literalmente “ganas de vomitar”, cuando supe eso Dios me hizo reflexionar que cada vez que no ofrezco lo mejor de mí, cuando le presento las ofrendas que El no estableció o le doy lo que me sobra, en lugar de agradarle le doy asco (dura realidad).
Es importante saber en qué consistía cada tipo de ofrenda para poder entender el significado de esta y como representa a Jesús nuestro Señor y Salvador.

El holocausto (Levítico 1:3-17), olah es "lo que sube," y se refiere probablemente a que el humo del sacrificio totalmente consumido es elevado hacia Dios. Consistía en un animal macho de vaca, oveja o ave  y era consumido por completo, a excepción de la piel, por el fuego del altar. La piel era entregada al sacerdote y la sangre del sacrificio era rociada alrededor del altar. (Toda la comida era para Dios) Esta ofrenda diaria era hecha para la nación y para los individuos para garantizar la expiación (v. 4). Una ofrenda de culpa de pecado generalmente continuaba después del holocausto.
La idea central del holocausto era la entera consagración a Dios desde que el fuego consumió el animal. Simbolizo el abandono de sí mismo y la entrega personal al Señor. A causa del pecado personal, era necesario que la persona  muera espiritualmente. No había ninguna reserva ya que el sacrificio fue cedido al Señor en nombre de la persona. . Jesucristo vino a hacer la voluntad de Su padre. ¿Qué mayor demostración por el hecho de que podemos  encontrarlo a Él como la ofrenda consumida totalmente de sí mismo en la cruz? Jesús dijo: "He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Juan 6:38). Él vino a concluir este trabajo (4:34). Se dedicó por completo a la voluntad de Dios. Él oró: "No se haga mi voluntad, hágase tu voluntad." Esto totalmente lo consumió. Él fijo su rostro hacia la cruz y no vaciló. Era todo o nada.
Todos los sacrificios de animales señalaban la muerte de Cristo. Cristo nuestra consagración fue consumado por completo en el altar por la sentencia de fuego de Dios. Él fue consumado totalmente por la voluntad de Dios para obtener nuestra justificación.
La ofrenda de Oblación Vegetal representa el Servicio a Dios.  C. H. Mackintosh lo describe de la siguiente manera: El holocausto representa a Cristo en su muerte; la ofrenda que consideramos ahora le representa en su vida. La ofrenda de oblación vegetal no hay ni siquiera derramamiento de sangre. En ella vemos simplemente un bello tipo de Cristo viviendo, andando y sirviendo aquí en la tierra. Este hecho, por sí solo, es suficiente para inducir a todo cristiano espiritual a considerar esta ofrenda con la mayor atención y con espíritu de oración. La pura y perfecta humanidad de nuestro Señor es un tema que se impone al examen concienzudo de todo verdadero cristiano.
Jesucristo se describió a sí mismo como el Pan de Vida (Juan 6.48), el maná que descendió del cielo (Juan 6.54) y a manera de instruirnos recuerda que el pan presentado en el antiguo testamento era un pan sin levadura, (la levadura es una tipología del pecado) y Cristo no cometió pecado alguno.

La ofrenda de Paz representa la comunión delante de Dios y de nuestros hermanos. A diferencia de las ofrendas anteriores, que eran quemadas por completo a Dios la principal característica de la ofrenda de paz era la comida de la fiesta, compartida con Dios, con los sacerdotes y con la persona que hacía la ofrenda y es la única ofrenda en la que la persona que la hacía se comía una parte de ella. La ofrenda de paz se ofrecía siempre la última, cuando se hacía con otras ofrendas, pero también podía hacerse por sí sola y se ofrecía para expresar un sentimiento de paz una vez que una persona había experimentado el perdón y había consagrado su vida a Dios.
No era una ofrenda que la hiciese una persona que estuviese buscando la paz, sino que era ofrecida por alguien en un estado de paz. La ofrenda de paz, como siempre, se colocaba sobre la ofrenda del holocausto, enseñando que solo una vida consagrada puede llevar a la paz, lo cual es simbólico de Jesús, en el sentido de que presenta Su muerte, mediante la cual son posibles la paz, la reconciliación y la comunión con Dios.
Las porciones de la ofrenda dadas a los sacerdotes eran conocidas como la pechuga mecida o la paletilla (muslo) mecida. La pechuga mecida era presentada al Señor mediante un movimiento rítmico de lado a lado y durante la presentación la paletilla (muslo) mecida se movía de arriba abajo. Los movimientos de la presentación debían de indicar la consagración a Dios de la persona que realizaba la ofrenda, aunque las porciones no se quemasen sobre el altar.
Las porciones para Dios eran el cuarto trasero, así como toda la grasa que cubría las entrañas y el lóbulo del hígado y los dos riñones y la grasa que los cubría, que se quemaban sobre el altar de bronce.
El resto de la carne era para la persona que hacía la ofrenda y para Su familia. (I Sam 1:4,5)
Las ofrendas del Pecado y la Culpa  La Ofrenda por el Pecado (Levítico 4:1-5:13) era una ofrenda obligatoria para la cobertura del pecado. Podría ser un buey, un carnero, un cabrito, palomas, o pichones o incluso harina refinada, dependiendo de la naturaleza del caso. Esta ofrenda cubría los pecados por debilidad o capricho, sin intención. No cubría los pecados de presunción en desafío a Dios, o los pecados por rebelión. No lidiaba con los pecados en general, sino con pecados particulares.
Números 15:30-31 nos recuerda que no había propiciación por la persona desafiante. La idea era de agitar el puño levantado contra Dios. Los pecados arbitrarios no estaban cubiertos, y de tales actos solo se esperaba el juicio de Dios.
El adorador traía su animal al Tabernáculo, y en presencia del sacerdote, colocaba sus manos sobre la cabeza de la víctima como identificándose con su sacrificio. El animal era asesinado y la sangre era rociada o bien en los cuernos del altar mayor o en el Lugar Santo hacia el velo. El fuego en el altar de bronce consumía la grasa. En algunos casos, la carne  era daba a los sacerdotes. Las piezas que no se consumían eran quemados fuera del campamento.
La ofrenda por la culpa  era muy similar a la ofrenda por el pecado. El procedimiento y el propósito era el mismo, sin embargo, la ofrenda por la culpa era un tipo especial de ofrenda por el pecado. La vida de la sufriente víctima  era aceptada como un sustituto de la vida y la culpabilidad del ofensor. Parecería que este hilo común que amarrara la ofrenda de culpa, era una ofensa que incomodaba tanto a Dios como al hombre. El animal hacia expiación ante Dios por el individuo. La restitución era dada también por el sacrificio del animal. No sólo el ofrendante tenía que hacer la restitución, sino que pago  una multa equivalente a una quinta parte del valor. El adorador hacía una confesión personal de pecado específico que había cometido (5:5). Este conocimiento daba lugar a una profunda sensación de culpa y de humillación.
Debido a su conocimiento personal del pecado, él debía obtener el perdón y la restitución.
La muerte de Jesucristo en la cruz fue la ofrenda completa y final del pecado.
Nuestro Salvador sin pecado, voluntariamente llevó sobre sí mismo, nuestros pecados para que pudiéramos tener la justicia perfecta de Dios. Él era "sin pecado" (Hebreos 4:15), "Santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos" (7:26). El apóstol Pablo dijo: "Él [Dios] lo hizo [Jesucristo], que no conoció pecado por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios" (2 Corintios 5:21). Por esa razón Jesús exclamó: "Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46).
Cristo es nuestra propiciación y nuestra expiación. Como nuestra propiciación la ira de Dios hacia el pecado ha sido satisfecha y echada fuera por la muerte de Cristo (Romanos 5:21; 1 Juan 2:2; Romanos 3:23). Por nuestra expiación, Él cubre todos nuestros pecados y restaura la relación entre Dios y el creyente. Él quita el pecado mediante el sacrificio de Sí mismo y éste satisface a Dios.

Actualmente no se hacen ese tipo de sacrificios ya por una razón. La carta a los hebreos nos dice el porqué:

Por lo cual, (Cristo) entrando en el mundo dice: 
    Sacrificio y ofrenda no quisiste; 
    Mas me preparaste cuerpo.

  Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.

 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para 
    hacer tu voluntad, 
    Como en el rollo del libro está escrito de mí. 
Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),
 Y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.
En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
Hebreos 10.5-10



Dios ofreció a su hijo Jesucristo como el sacrificio perfecto. Cada vez que tu llegues al lugar donde te congregas es mi deseo más ardiente que recuerdes que estos cinco tipos de ofrendas son necesarias para la celebración. Tu actitud espiritual debe ser de consagración, perdón por los pecados y culpas, servicio a Dios y comunión con Dios y tus hermanos.
Todo esto se cumple en Cristo Jesús. Tu corazón, alma y espíritu deben celebrar la gloria de Cristo en las reuniones congregacionales, si tu presentas otro tipo de ofrenda que no sea Cristo es una ofrenda de olor nauseabundo y una abominación a Dios. Es una Fiesta! Recuérdalo! Y no hay cosa más chocante que alguien sea invitado a una fiesta y no llegue con la actitud correcta. No seas aguafiestas Cristo te llama para sí.

Para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí. Juan 17.21-23

(Gracias Dios por permitir aprender esto a través del ministerio CIA El Salvador)





Comentarios

Entradas populares de este blog

El Vendedor mas grande del mundo, pergamino #1 (Og Mandino)

Ezequiel 2-3:19 : El Llamamiento del profeta y su ministerio

Tiatira: La iglesia inmersa en las profundidades de Satanás