Llamaradas de Tusa

 Es muy probable que no conozcas esta frase en específico, pero mis paisanos la entenderán a perfeccion. La tusa de maíz es la cascara que envuelve a las mazorcas mientras estas se cultivan la cual es usada como combustible para encender hogueras cuando esta se seca. El problema con estas es que así como rápidamente se enciende también tiende a apagarse muy fácilmente y de manera espontanea. Comúnmente en El Salvador cuando decimos “Este tipo es llamarada de tusa” hacemos referencia a que es una persona de un ánimo fluctuante que nunca acaba lo que comenzó y todo lo dejo a medias.


Leyendo la Palabra estos días en el libro de jueces encontré a personas que son “llamaradas de tusas”. Después de la muerte de Moisés, Dios designo a Josué como el caudillo que introduciría a cerca de cuatro millones de personas que conformaban el pueblo de Israel a la tierra prometida. Si tú tienes el tiempo de leer el libro de Josué te darás cuenta que la clave para obtener una victoria estaba en tomarte fielmente de la mano del Creador y la única derrota que sufrieron en Hai fue por no consultar a Dios previamente y arrebatadamente tomar la decisión de combatir. Josué ignoraba que en el clan de Zera en la tribu de Judá, Acan había desobedecido a Dios tomando un manto babilónico y unos lingotes de oro, ocultándolos en su tienda. El resultado: tres mil hombres de Israel perdieron la vida, insisto, por no consultar a Dios previamente.
Josué, en su vida siguió fielmente los pasos de Dios. Cuando fue viejo y estaba por morir reunió a todo el pueblo de Israel, el cual se había multiplicado ya para renovar los votos y hacer una consagración al Único y Soberano Dios. Israel hizo conciencia de que para obtener una victoria debían vivir una vida de compromiso. Sus últimas palabras fueron una exhortación al pueblo:
“- Ustedes son testigos de su propia decisión. Hoy han elegido servir al Señor.
-          Claro que si – respondieron – somos testigos de lo que dijimos.
-          Muy bien – dijo Josué – entonces destruyan a los ídolos que tienen entre ustedes y entréguenle el corazón al Señor, Dios de Israel.”
 Tras la muerte de Josué, en la tierra de Canaán, había pueblos paganos que aun faltaban por conquistar. Dios no los elimino de antemano pues de hacerlo así las bestias feroces se hubieran multiplicado lo que significaba un riesgo a Israel. En su eterno plan estaba que Israel, tomado de la mano de Dios (en El está la victoria) saliera a combatir y raer de la faz de la tierra a estos pueblos. La orden era que no se dejara nada, hombres, mujeres, niños y en algunos casos incluso el ganado debía ser exterminado.  Voy a abusar de tu confianza y explicar la razón por la que Dios ordeno exterminar a esas naciones. Los pueblos de Canaán eran idolatras, consagrados a otros dioses; tú y yo sabemos que hay un único Dios el cual mando a su hijo a morir por nuestros pecados y darnos salvación. Si estos pueblos adoraban a otros dioses en pocas palabras adoraban a Satanás quien ha sido homicida desde el inicio y ha torcido la verdad, pues no hay verdad en el. Las naciones cananeas en otras palabras estaban consagradas a Satanás, poseídas por demonios a tal punto que había pueblos donde había tantos demonios que incluso se introducían no solo en todas las personas sin excepción sino incluso en animales, en el ganado y animales de corral. Pueden los demonios tomar posesión de animales? Si. Recuerda cuando Jesús expulso a muchos demonios de un hombre en la región de Gadara y estos se introdujeron en un hato de cerdos los cuales desesperadamente se lanzaron al mar.
El peligro de dejar a estas naciones con vida era que no tardaría tiempo para que estos contaminaran a Israel con costumbres idolatras y abominables a Dios. No hay ninguna comunión entre la luz y las tinieblas por lo cual la orden divina era expulsarlos y eliminarlos para tomar posesión de la tierra que Dios había preparado a su pueblo. Es por ello que Dios de antemano les había dicho “esfuércense y sean valientes” Estas palabras no eran opcionales, eran vitales. Cuidar y mantener tu corazón enfocado a Dios no es una opción, es un mandato porque solo así encontraras la vida en Cristo Jesús.
Josué murió a los ciento diez años de edad. El pueblo de Israel sirvió al señor durante toda la vida de Josué y de los ancianos que vivieron después de él, quienes habían presenciado todo lo que el Señor había hecho por Israel. Eleazar, hijo de Aarón y sumo sacerdote de Israel también murió siendo enterrado en la zona montañosa de Efraín, siendo Fineees su hijo y nieto de Aarón el sumo sacerdote por heredad.
Tras la muerte de todas estas personas el pueblo de Israel vio que aun había territorio por conquistar. Naciones cananeas aun ocupaban la región que por promesa pertenecía al pueblo de Dios. Siguiendo la costumbre de Josué, el pueblo de Israel consulto a Dios sobre que tribu debería ser la primera en salir a pelear. Dios contesto:
-          Judá, porque yo le he dado la victoria sobre la tierra
Diligentemente la tribu de Judá tomo sus armas e hizo una alianza con la tribu de Simeón para que estos les ayudaran a combatir con la condición que sería la tribu de Judá quien ayudaría a Simeón posteriormente a conquistar. Ambas tribus salieron a pelear y Dios les dio la victoria, pues mataron a diez mil ferezeos den Bezec y tomaron por rehén a Adoni-bezec su rey cortándole los pulgares de las manos y de los pies. El rey murió posteriormente, reconociendo que Dios le estaba dando el pago por su crueldad de antaño. La campaña de Simeón y Judá no termino allí. Ellos siguieron conquistando territorio hasta el punto de matar a sus habitantes y prender fuego a las ciudades, derribando los ídolos abominables a Dios y obedeciendo fielmente a Dios.
La tribu de Judá posteriormente cumplió su palabra y ayudo a Simeón a conquistar la parte que le correspondía a su aliado. Juntos tomaron las ciudades de Horma, Gaza, Ascalon y Ecron, junto con los territorios vecinos.
En la zona montañosa eran invencibles, por lo agreste del territorio, pero en la planicie los cananeos tenían un arma con la que Israel no pudo vencer. Los carros de combate hechos de hierro eran prácticamente indestructibles, no los podían atravesar las flechas, las jabalinas no eran efectivas y si tenias el coraje de enfrentarte cuerpo a cuerpo con un carro de combate llevabas las de perder. Fue esa razón por la que Judá no pudo exterminar por completo a los cananeos.
El libro de Jueces nos muestra una triste realidad:
“… la tribu de Benjamín no logro expulsar a los jebuseos… La tribu de Manases no logro expulsar a la gente que vivía en Bet-sean, Taanac, Dor, Ibleam, Meguido y en todos los asentamientos vecinos, porque los cananeos estaban decididos a quedarse en esa región… la tribu de Efraín no logro expulsar a los cananeos que vivían en Gezer… La tribu de Zabulón no logro expulsar a los habitantes de Quitron y Naalal… la tribu de Aser no logro expulsar a los habitantes de Aco, Sidón, Ahlab, Aczib, Helba, Afec ni Rehob…”
La conquista iba de mal en peor. Si bien las tribus no pudieron expulsar a los cananeos algunas si lograron dominarlos al punto que los cananeos vivieron como esclavos pagando tributo. Pero recuerda que esa no fue la soberana voluntad de Dios. Que tuvieron en común estas tribus? Ninguna de ellas consulto a Dios. Se olvidaron del Creador quien antaño les dio paso por el mar rojo, el rio Jordán y la tierra que se había conquistado ya. El historial de victorias de Israel iba en decadencia al punto que la ultima tribu registrada en el capitulo uno de Jueces, la tribu de Dan, ni siquiera pudo quedarse en esa tierra, sino que fue obligada a retirarse por los cananeos.
Si tú tienes un pedazo de tela blanco como la nieve, con una purísima blancura, y posteriormente lo tiras en un charco de lodo es más fácil que la tela se llene de lodo a que el lodo pase a ser blanco por la tela. Lo mismo le paso a Israel. Convivir con las naciones paganas permitió que estos se sintieran fuertemente atraídos a seguir sus dioses y su forma de adorarlos. La piedra en el zapato de Israel fueron esas naciones que dejaron con vida, por no tener el esfuerzo ni la valentía y sobretodo la comunión con Dios para derrotarlas.
Llevamos apenas ocho días de un nuevo año en el 2012. Posiblemente has trazado metas, propósitos para ser una mejor persona delante de Dios, y reflejar ante los demás la vida de Cristo. Toma en cuenta que aunque el libro de Josué y el de Jueces se escribió hace miles de años su texto inspirador aun está vigente. La clave de la victoria es poner a Jesús en el centro de tu vida, dejar que el tome las decisiones y vivir por él. Anímate a salir y conquistar lo que se te ha prometido, no hablo de cosas materiales, sino de aquellas costumbres internas que a Dios no le agradan y que tú sabes de antemano cuales son. No seas “llamarada de tusa” y dejes todo a medias. Mejor dicho, es tiempo de eliminar todas esas costumbres, porque de no hacerlo pueden afectarte a futuro. Y sobre todas las cosas no olvides que la victoria es de Dios y le pertenece a este.

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