Entrenados para la Sumisión

Había sido una semana muy atareada para todos. Cada vez más personas eran vivificadas por Dios hasta el punto de retornar de sus malos caminos y comenzar una nueva vida con El Creador. Cristo reconciliaba a su pueblo con Dios a medida que pasaban los días. Las casas y las sinagogas donde se presentaban los argumentos que traían las buenas noticias, eran abarrotadas por multitudes de gentes; sedientas de escuchar JESÚS ES EL MESÍAS DE DIOS. Junto con el creciente número de fieles tambien comenzaron las necesidades: viudas y huerfanos, ayuda altruista, administración de ofrendas, hambres y carencias en ciertos lugares eran el pan de cada día.  Los cristianos, sobrenombre dado a los creyentes en Antioquía; estaban organizandose lo mejor que podían, fue por esa misma razón que comenzaron los viajes misioneros.
La carta llegó a tempranas horas de la mañana cuando la ciudad de Éfeso comenzaba a despertar. Era reconfortante para aquellos quienes sufrían persecución por parte de romanos y judíos por igual encontrar palabras de aliento de aquel quien consideraban su padre en la fe. Pablo no fue un hombre distinto a los demás; tenía debilidades, sufría persecuciones al igual que los efesios y cristianos de la región, soporto rechazos de sus hermanos, hambre y un sin fin de cosas más. La carta, aunque hoy en día es de fecha incierta iba destinada al líder de la iglesia en Éfeso, uno muy particular por ser distinto a los demás por su juventud, pues muchos consideraban que veinte años no eran suficientes, si a la experiencia se refiere, para dirigir a los santos de la región.
Timoteo abrió el rollo y lo extendió, como muchos de nosotros al recibir correspondencia, damos una lectura fugaz a esta antes de leerla meticulosamente, Timoteo hizo lo mismo encontrándose con el siguiente texto:

"Tu, en cambio; eres un hombre de Dios..."
1 Timoteo 6.11

"Hombre de Dios". Los ojos de aquel joven comenzaron a llenarse de lágrimas. Amaba a Pablo con todo su corazón; fue el padre que siempre quizo para si, uno que le guiara espiritualmente a conocer la verdad y a como conducirse en esta. Le sorprendía sobremanera que el anciano, aunque viejo, enfermo y cautivo estuviera tan al pendiente de las iglesias y de la provincia de Éfeso en particular. 


Saulo de Tarso, mejor conocido como el apóstol Pablo fue el más representativo de los misioneros gracias a  Lucano (Lucas) quien se tomó la tarea de registrar meticulosamente los sucesos; en lo que ahora en día se conoce como el libro de los Hechos de los Apóstoles. Durante el segundo viaje misionero de Pablo por toda la región, en Listra para ser exactos; el llamado "apóstol de los gentiles" encontró a Timoteo, hijo de padre griego y madre judía. Fue su testimonio lo que capto la atención de Pablo.
Dios tenía planes maravillosos para el joven, quince o diesiséis años aproximadamente, y puso en el corazón del apóstol el llevarlo en su segundo viaje misionero. Años mas tarde Timoteo quedó a cargo de la iglesia en Éfeso, que, por su ubicación portuaria era suceptible a las practicas idólatras. Organizarse cada vez resultaba más dificil, para colmo de males falsos maestros comenzaban a emerger entre los mismos cristianos confundiendo a la grey de Dios. Fueron estos y muchos otros problemas lo que lo llevaron a someterse bajo un agobiante estress, esto pudo ser la causa de enfermedades, sumado a el constante menosprecio por su sangre impura y su juventud.

La carta que Pablo mandaba alentaba al joven, pero también lo alertaba. La encomienda de Pablo era específica. El joven Timoteo tenía dos importantísimas tareas que cumplir: Defender la sana doctrina de falsos maestros, legalistas e idólatras y al mismo tiempo darle vida interior a la iglesia mediante la correcta organización. Sus allegados lo consideraron una tarea inmensa, recuerda que la edad adulta en las costumbres judías comenzaba después de los treinta años y muchos lo creían solo un niño. Sin embargo, para el apóstol Pablo; Timoteo era un adulto, más que ello; era un hombre de Dios, luz en un mundo de tinieblas y sal en la insípida sociedad. Fue por ello que alentaba a su hijo en la fe:

No pierdas el tiempo discutiendo sobre ideas mundanas y cuentos de viejas. En lugar de eso entrénate para la sumisión a Dios. El entrenamiento físico es bueno, pero entrenarse en la sumisión a Dios es mucho mejor porque promete beneficios en esta vida y en la vida que viene. Esta declaración es digna de confianza, y todos deberían aceptarla.
1 Timoteo 4.7-9



Dios no hace acepción de personas. Bastó que un solo hombre creyera en Timoteo para que este desempeñara uno de los ministerios más importantes. Los que ya pasamos la juventud tendemos con frecuencia a ver a los jóvenes como vagos sin futuro, cuando nuestra tarea es ayudarles a ellos a descubrir su potencial. El joven de hoy en día carece de una personalidad definida. Imitan todo: Modas, estilos, el lenguaje, formas de caminar y de comportarse. Por esa misma razón los llaman "adolescentes" porque "adolescen" de una propia personalidad y esto es totalmente normal porque su cerebro esta desarrollandose y sus emociones están a flor de piel.
No debemos ver esto como un problema sino como una oportunidad. ¿Quién mejor que Cristo Jesús como modelo a seguir? Uno de los versículos que más me impactó está en Mateo 5.16

De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial

Como adultos debemos modelar en nuestras vidas a Cristo Jesús para que las demás personas puedan glorificar a Dios por nuestras acciones. Ahora me dirijo a los jóvenes: Pablo escribía sobre la importancia de entrenarnos para la sumisión a Dios. Un entrenamiento nunca será  de la noche a la mañana. Depende mucho de tiempo, practica y dedicación. Entrenarnos para ser sumisos quiere decir que vamos a tropezar muchas veces, cometer errores y tener desánimos, pero debido a que estas en un entrenamiento no debes parar de ejercitarte en las cosas que a Dios le agradan. Seamos sinceros, a nadie le agrada el ejercicio en un inicio, pero todos sabemos que es necesario para mantener un cuerpo sano. De la misma manera el entrenamiento a la sumisión producira un crecimiento de espíritu.
Es de suponer que una vez comenzado el entrenamiento vas a encontrar muchos obstáculos por el camino. No será nada fácil levantarte cada día más temprano de lo normal y renunciar a tus deseos para hacer la voluntad de Dios. Todos los días estamos obligados a crucificar nuestra carne y permitir que Cristo viva en nosotros. Con el tiempo se formará un hábito en tí y los demás lo notarán. Habran personas que van a gozarse sinceramente contigo, pero habran aquellos quienes hablaran en mal de ti tambien. Ambas cosas son peligrosas, una puede traer vanagloria, la otra desánimo. Es por esa razon que tu vista debe permanecer en las cosas de arriba y no en las de la tierra.
Solo hay una manera de terminar con las habladurías. Pablo, en la misma carta escribía a su hijo en la fe

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo a los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza
1 Timoteo 4:12

El buen testimonio de obediencia hablará bien de ti, ese es el reto que tienes por delante. No te preocupes si a más de una persona no le agrada tu trabajo o te considera demasiado inmaduro para este, nadie nacio caminando, todos tuvimos que aprender a hacerlo paso a paso, caída a caída.
Toda la escritura procede de inspiración divina, es bíblico y una realidad. Dios quiso revelarnos a Jesucristo a nosotros, un pueblo adquirido por gracia, perdonado por misericordia, justificado por fe. Cada vez que tu abras la biblia ten la seguridad que es el mismo Jesucristo hablando a tu corazón, sostengo esta idea por el consejo que Pablo le dio a Timoteo:

Entretanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza
1 Timoteo 4.13

Ahora, lee el mismo versículo con la idea que es Jesús quien te lo dice personalmente. Cambia totalmente la idea ¿verdad? Jesús este día te exhorta a que te entrenes en la sumisión al Dios Padre y que te dediques al estudio de las escrituras; a vivirlas y a enseñarlas mientras esperas su regreso. Tenemos un reto muy grande como jóvenes y adultos por igual. El mismo Pablo que escribía Miserable de mi, ¿quién me separará de este cuerpo de muerte? fue el mismo quien años después escribió He peleado la buena batalla, he ganado la carrera, he guardado la fe Esto es el claro testimonio de una persona que se entrenó para la obediencia día a día. Como lo sostuve líneas atrás, no te preocupes si llegas a tropezar, nadie nació caminando, todos tuvimos que hacerlo paso a paso...


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