Dios el Soberano Alfarero

El sol de aquella hora era abrazador. A lo lejos la torre de David era la estructura mas sobresaliente de aquella ciudad que parecía un espejismo en pleno desierto. Los ruidos caracterìsticos de Jerusalén comenzaron a menguar aquella quietud que reinaba. La caminata había sido bastante agotadora y muy desmotivante, pues a pesar de que el individuo era un profeta del Señor la orden, aunque muy clara; era carente de sentido:

Baja al taller del alfarero, y allí te hablaré...

La ciudad estaba abarrotada aquella tarde; se acercaba la festividad de la pascua. Una fiesta que con el correr de los años paso a ser de una celebración a una rutina. Israel, el pueblo elegido de Dios, aquel Olivo de Abraham había olvidado el propósito por el cual fueron llamados. La dureza del corazón del pueblo era la causa principal de los problemas del profeta Jeremías quien a lo largo de cincuenta y tres años sufrió por estar en contra de las diversas prácticas idólatras en Jerusalén.

El mercado era el camino más corto hacia la casa del alfarero, el penetrante olor de las especias de la región, del trigo y cebada así como de uvas, higueros y granadas era característico de aquella época. No fue difícil encontrar la casa del alfarero pues la variedad de vasijas de todos los tamaños y colores delataban el lugar. El profeta Jeremías ignoraba la lección que Dios había preparado para él:

La vasija que el alfarero estaba forjando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y la comenzó de nuevo... (Jeremías 18:3)

Para aquel alfarero quien fabricaba muchas vasijas en el dia el hecho que se le echara a perder una de ellas era un simple gaje del oficio. Para el profeta Jeremias fue una sencilla leccion que dificilmente pudo olvidar; casi de inmediato Dios hablo al profeta:

¡Oh Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? de la misma manera que el barro esta en las manos del alfarero, asi estas en mis manos.


A lo largo de los siglos infinidad de sermones se han predicado inspirados en este texto biblico, canciones se han escrito sobre aquel alfarero; pero son muy pocas personas que han indagado sobre el verdadero mensaje que Dios quiere dar incluso en nuestros días. El humanismo de nuestros tiempos nos enseña que somos vasijas, barro en las manos de Dios y que cuando el termine la obra en nosotros seremos preciosos ante El. Una verdad a medias porque quiero que recuerdes que Dios no vive para nosotros sino nosotros vivimos y morimos para El.

Basta con leer los versículos siguientes del texto para darnos cuenta lo que realmente Dios esta diciéndonos:

Si anuncio que voy a desarraigar, a derribar y a destruir a cierta nación o a cierto reino; pero luego esa nación renuncia a sus malos caminos; no la destruiré como lo había planeado. Y si anuncio que plantaré y edificaré a cierta nación o a cierto reino; pero después esa nación hace lo malo y se niega a obedecerme, no la bendeciré como dije que lo haría.

Permite recalcar que el texto antes escrito va justamente después del asunto del barro en las manos de Dios. El problema es que dejamos de leer todo el contexto para aferrarnos a promesas que no tienen nada que ver con el verdadero significado de lo que Dios quiere decir. Claramente el capítulo dieciocho de Jeremías no se enfoca a nosotros como barro; sino a Dios como Soberano Alfarero. Es muy triste escuchar predicaciones hoy en día en las que Dios esta "obligado" a bendecir a su pueblo simplemente porque es su pueblo, o como un salmista predicaba en la televisión "Dios se deleita en complacer las peticiones de sus hijos" ¿suena bonito verdad? Pero si Dios contesta las oraciones es porque se prometió a sí mismo a hacerlo; no a su pueblo. Dios es fiel a sus promesas, a su palabra y a su santidad. Dicho de otra manera el Eterno juró por su persona ser fiel, no porque lo merezcamos. Sería bastante ridículo demandar una fidelidad a Dios cuando nosotros estamos podridos en nuestros pecados.

El verdadero problema a esta ola de humanismo lo podemos ver hoy en día. Hay muchas personas que se han alejado de las congregaciones porque "Dios les falló". Lo explico mejor con este testimonio personal:

Hace un tiempo atrás escuchamos por los medios que un pastor de jóvenes mundialmente reconocido vendría al país (no necesito dar su nombre, tu lo conoces) Mi hermano y su servidor atravesábamos un desierto en aquellos tiempos así que asistir al evento para nosotros parecía la solución a nuestros problemas. El show era en pleno estadio con una asistencia de unas siete mil personas, todas esperando ver a este pastor. El tipo se lanzó en paracaídas y aterrizó al centro del engramado ante a euforia de los presentes. El sermón muy entretenido, entre risas y lágrimas; y a la hora de la ministración el pastor de jóvenes se paseaba orando de un lugar a otro deteniéndose justo en frente de nosotros. Con mi hermano abrimos los ojos y el hombre señalaba donde nos encontrábamos diciendo "De aquí a tres meses verás la mano de Dios sobre tu economía, saldrás de problemas dice el Señor tu Dios" Mi hermano comenzó a llorar, porque su desierto justamente eran los problemas económicos que tenía. Salimos ambos muy felices y llenos de esperanza de aquel lugar... ¿adivina que pasó tres meses después? Mi hermano no salió de sus problemas, al contrario se le incrementaron aún más. Durante esos tres meses de espera él se involucró en la iglesia como una manera de gratitud a aquello que por fe iba a recibir. Cuando se venció el plazo dado por el pastor, se alejó de la iglesia, decepcionado y enojado con Dios por no haber resuelto sus problemas...

Muchos pastores hoy en día estan jugando con los sentimientos de la congregación. Predican aquello que la congregación quiere escuchar y no lo que Dios quiere decir. Volvamos al libro de Jeremías

¡Oh Israel! No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? de la misma manera que el barro esta en las manos del alfarero, asi estas en mis manos.

Soberanía es el tema principal. Dios esta diciéndonos hoy que no somos nosotros los que ponemos las condiciones sino Él, que somos simplemente barro moldeado en sus manos, sin opinión ni voto en sus decisiones y que lo único que tenemos que hacer es confiar que Él es justo y recto, que todo obra para bien a los que le amamos. Esto responde aquellas preguntas ¿porque a mi? ¿porque no me sana? ¿porque no me ayuda? o a cualquier otro problema que atravesamos.

Aceptar que Dios es soberano es el primer paso para un crecimiento espiritual y un verdadero temor al Creador. Hago referencia en el temor porque no puedo ignorar aquellas palabras que Dios le dijo al profeta:

Si anuncio que plantaré y edificaré a cierta nación o a cierto reino; pero después esa nación hace lo malo y se niega a obedecierme, no la bendeciré como dije que lo haría.

Este texto difiere con lo que se predica hoy en día. Claramente aca Dios esta retractándose de bendecir a Israel si estos llegan a alejarse de sus caminos. Habemos personas que no hemos alcanzado las promesas de Dios. ¿Fue el Señor quien falló? No. Fuimos nosotros por no mantenernos en esas promesas. Hubo un buen grupo de israelitas quienes dejaron de alcanzar las promesas de Dios, La Biblia nos ilustra al respecto 

Por eso el Espíritu Santo dice: "Cuando oigan hoy su voz, no endurezcan el corazón como lo hicieron los israelitas cuando se rebelaron aquel día cuando me pusieron a prueba en el desierto". Allí sus antepasados me tentaron y pusieron a prueba mi paciencia a pesar de haber visto mis milagros durante cuarenta años.
Por eso, me enojé con ellos y dije: "Su corazón siempre se aleja de mí. Rehusan hacer lo que les digo". Así que en mi enojo juré: "Ellos nunca entrarán en mi lugar de descanso". (Hebreos 3.7-11)

Hay tres amenazas que impiden alcanzar las promesas de Dios según el escritor de la carta a los hebreos: Oídos sordos, dureza de corazón y la rebelión o desobediencia. Ten en cuenta que para Dios no hay pecados pequeños o grandes, el pecado de desobediencia tiene el mismo calibre que uno de brujería.

La rebelión es tan pecaminosa como la hechicería, y la terquedad tan mala como rendir culto a ídolos... (1 Samuel 15.23)

Llegar a ser "barro en sus manos" significa mucho más que una linda promesa. Significa que el Señor es Soberano y puede hacer y deshacer las cosas según su voluntad, por lo cual debo seguirle con temor y temblor. Significa que la única manera que pueda ver las promesas de Dios es si yo permanezco en Cristo, porque fuera de El no existe nada. Significa que ciegamente debemos confiar en ese Alfarero, no importando la situación en la cual nos encontremos Dios siempre obra para bien. Fue por esa razón que Pablo escribía en sus cartas:

Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado; así para estar saciado como para tener hambre; así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4.12-13)

Cualquiera que sea la situación que pasemos es porque Dios lo permitió de esa manera. No estamos obligados a entenderlo, somos barro no lo olvides.

De modo que si sufren de la manera que agrada a Dios, sigan haciendo lo correcto y confíenle su vida a Dios, quien los creo, pues El nunca les fallará (1 Pedro 4.19)

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