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Mostrando entradas de julio, 2017

Juan 3:4-21

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Continuamos hoy estudiando el capítulo 3 del evangelio según San Juan. Y en nuestro escrito anterior, comenzamos a considerar el diálogo de Jesús con Nicodemo. Ya hemos visto que este hombre Nicodemo era diferente de las personas de la multitud. Era un hombre genuino. Pero era un hombre que tenía dos máscaras: Era fariseo, principal entre los judíos, y era simplemente él mismo. Hizo un genuino cumplido a Jesús, y nuestro Señor nunca le acusó de ser hipócrita. Vino como fariseo, hablando acerca del reino de Dios. Y vimos que nuestro Señor Jesucristo le interrumpió súbitamente y le dijo que "necesitaba nacer otra vez. Que no podía ver el reino de Dios, a menos que naciese de nuevo". Ahora, si es que este hombre vino para hablar del reino y de su establecimiento, lo cual creemos que hizo, entonces fue evidente que esta declaración de nuestro Señor, le desvió de su planteamiento inicial. Entonces, se quitó la máscara de fariseo, aunque todavía era principal entre los judíos. Con

Juan 2.13 - 3.3

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Continuamos hoy nuestro estudio en el capítulo 2 del evangelio según San Juan. Y llegamos ahora, al relato sobre la primera ocasión en que Jesús purificó el templo. Leamos el versículo 13 de este capítulo 2: "Estaba cerca la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén." Tenemos aquí la mención de otros detalles geográficos. Jesús comenzó Su ministerio en Caná de Galilea, fue a Capernaúm, y ahora estaba en Jerusalén. Observe usted que Juan llama a esta fiesta, la pascua de los judíos. Ya no era la pascua del Señor, como se la denomina en Éxodo 12:27. Era la pascua de los judíos, meramente una fiesta religiosa, sin sentido, y vacía... simplemente un rito que debía ser cumplido. Aquel, del cual hablaba la pascua, ya había venido. ". . .Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros", dice el apóstol Pablo, escribiendo en su primera carta a los Corintios, capítulo 5 y versículo 7. Nuestro Señor, pues, subió a Jerusalén. Ahora, esto no

Jesús la vid verdadera

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Cuando leemos los evangelios, y especialmente el evangelio de Juan nos damos cuenta que: Cada palabra, cada obra, cada milagro que Jesús realizó no lo hizo por si mismo sino por la voluntad de Dios en El. Jesús es quien confirma este hecho: Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mi, él hace las obras. - Juan 14:10 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió .- Juan 14:24  Si hay una razón por la que este día debemos dar gracias es porque durante el ministerio de Jesús en la tierra podemos tener la plena certeza que Él hablo un mensaje claro, no adulterado y limpio de parte de Dios; y en cada palabra que habló literalmente estaba revelando el corazón de Dios al mundo entero. A lo largo de los siglos muchas religiones han buscado a Dios de una manera errada, si comienzo a citar ejemplos en la biblia tenemos al pueblo de Israel fabricando un becerro de o

Juan 2:1-12

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Continuando con nuestro estudio en el evangelio según San Juan, llegamos hoy al capítulo 2. Pero antes de entrar de lleno en el capítulo 2, creemos que sería conveniente que hiciéramos un breve repaso de lo que aprendimos en el capítulo 1. El primer capítulo de este evangelio de Juan, fue un capítulo algo extenso y muy importante. Así es que sería apropiado que hiciésemos un repaso del mismo. En primer lugar dividimos el capítulo 1 en dos secciones principales. Primero, el prólogo al evangelio de Juan, el cual trata de la encarnación de Jesucristo, y comprende los versículos 1 hasta el 18. Encontramos en el prólogo tres grandes bloques. Y los otros versículos, son como el cemento que los une. En cada bloque hay tres grandes declaraciones. En el primer bloque encontramos al Verbo, que es Dios, lo cual constituye la identificación. Y tenemos allí las tres declaraciones. El segundo bloque expone que el Verbo fue hecho carne, lo cual constituye la explicación, junto con sus tres decla

Tres tipos de enfoque

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El evangelio de Juan nos revela a Jesús como Dios. El escritor del evangelio; que dicho sea de paso fue uno de los discípulos de Jesús, muestra cual fue el carácter de nuestro Salvador y la intención que tenía hacia la humanidad en general. Ningún otro libro de la biblia nos revela el corazón de Jesús como el evangelio de Juan.  Muchas personas que vivieron en los tiempos de Jesús no comprendieron a plenitud la intención verdadera del ministerio de Cristo. Un ejemplo de ello lo vemos en el capítulo seis de Juan: 22 El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que éstos se habían ido solos. 23 Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor. 24 Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a J