Dios está en su Trono
La noticia tomó a todo el pueblo por sorpresa. El informe dictado desde la casa real en Jerusalén reflejaba lo que todos temían, El rey Uzías, hijo de Amasías había muerto a sus sesenta y ocho años de edad , viejo, exiliado y enfermo a causa de un triste y penoso mal: La lepra. Los ancianos, contemporáneos del difunto, aún recordaban con dolor aquel momento cuando; por causa de la soberbia misma del rey, Dios lo había herido junto al altar del incienso por tomar un papel que solamente a los sacerdotes les correspondía y firmando, con esa rebelión; su sentencia de muerte. Pero Uzías no fue un mal rey, de hecho fue uno de los más prósperos reinados desde los tiempos de Salomón. Su monarquía comenzó a los diesiséis años de edad y desde un principio se dedicó a buscar a Dios con todo su corazón. Uzías fue conocido entre los filisteos por abrir la brecha en el muro de Gat, en el muro de Yabne y en el muro de Asdod. Militarmente fue un rey muy poderoso por una razón: Era Dios quien ga