Dios está en su Trono

La noticia tomó a todo el pueblo por sorpresa. El informe dictado desde la casa real en Jerusalén reflejaba lo que todos temían, El rey Uzías, hijo de Amasías había muerto a sus sesenta y ocho años de edad , viejo, exiliado y enfermo a causa de un triste y penoso mal: La lepra. 
Los ancianos, contemporáneos del difunto, aún recordaban con dolor aquel momento cuando; por causa de la soberbia misma del rey,  Dios lo había herido junto al altar del incienso por tomar un papel que solamente a los sacerdotes les correspondía y firmando, con esa rebelión; su sentencia de muerte.
Pero Uzías no fue un mal rey, de hecho fue uno de los más prósperos reinados desde los tiempos de Salomón. Su monarquía comenzó a los diesiséis años de edad y desde un principio se dedicó a buscar a Dios con todo su corazón. Uzías fue conocido entre los filisteos por abrir la brecha en el muro de Gat, en el muro de Yabne y en el muro de Asdod. Militarmente fue un rey muy poderoso por una razón: Era Dios quien ganaba las batallas por él, tanto con los filisteos, con los árabes y con los amonitas.
Fue el mismo Dios también que en su reinado hizo prosperar a Jerusalén en todos los aspectos. Bajo la administración de Uzías se construyeron torres en Jerusalén, junto a la puerta del ángulo, junto a la puerta del valle y junto a las esquinas y las fortificó (2 Crónicas 26.9) La biblia declara que Uzías era "amigo de la agricultura" y que abrió cisternas en los desiertos para que tanto sus ganados como sus cosechas no les faltara el vital líquido.
Literalmente Jerusalén se convirtió en una ciudad llena de vida, el verdor y el esplendor de variedad de plantas así como frutas, especias y legumbres por doquier enriquecían tanto la vista de los forasteros como los bolsillos de los comerciantes, atrayendo clientes incluso del mismo Egipto, país del cual se consideraba la ventana del mundo.
Ningún israelita había vivido tal abundancia en su vida. Uzías y su reinado recordaban al sabio Salomón y comúnmente se le comparaba con este en todos los aspectos. Para ellos, era un verdadero orgullo ser gobernados por un rey tan sabio y tan joven.



Fue una verdadera lástima que la misma prosperidad hiciera de este hombre se olvidase de Dios. Fueron los mismos sacerdotes escribanos los que documentaron el suceso; aquel fatídico día en el cual el mismo rey, entrando al lugar santo del templo quiso ofrecer incienso a Dios; tarea que únicamente le correspondía a los levitas y descendientes de Aarón. ¿La razón? Pueda que sea la soberbia, puede que la envidia; o incluso ambas a la vez, lo cierto es que Dios no pasó por alto esta ofensa (de hecho no pasa por alto ninguna); en cuestión de minutos Uzías fue herido en su frente con lepra, un justo juicio divino a su rebelión.
Casi de inmediato el rey fue arrebatado por los sacerdotes del lugar para que este no fuese profanado. Es mi pensar que en el mismo instante Uzías imploró el perdón de Dios y por ende la sanidad de la enfermedad, pero a pesar de los muchos ruegos el rey no sanó. Esto nos muestra el caracter justo de Dios, cuando el Todopoderoso dicta un juicio, ni los muchos ruegos, ni los sacrificios, ni siquiera las lágrimas pueden frenar su ira. "Dios es tardo para la ira, y grande en misericordia" decimos muchos creyentes, pero eso no significa que la ira del Padre se haya quitado, simplemente la está retardando. No escribo estas líneas para infundirte miedo, sino todo lo contrario: Dios es justo y debemos respetar sus estatutos.
El rey no tuvo más remedio que aislarse de todos sus subditos. Fue condenado a vivir en una casa aparte, viendo como la enfermedad crecía más cada día, perdiendo toda sensibilidad y degradándose a ser un cadáver en vida.

Jotam, hijo de Uzías fue el rey interino hasta la muerte de su padre. Cuando Uzías murió una incertidumbre cayó sobre todo el reino de Judá. ¿Sería Jotam un buen rey? ¿Tendrían la misma prosperidad que adquirieron con Uzías? ¿Seguiría Jotam al Señor como lo hizo su padre? o ¿volverían a adorar a los baales como lo hicieron sus antepasados? Esos rumores recorrían el reino a diario durante el primer año de Jotam quien a sus veinticinco años heredó el trono de su padre.
La preocupación por lo porvenir la mayoría de las veces nos ha robado la paz. Hemos llegado muchas veces al punto de cometer acciones precipitadas para posteriormente lamentarnos por los errores. Es muy dificil buscar a Dios es esos momentos, no porque Dios este alejado, sino porque las circunstancias nos enceguecen de tal manera que en la última persona que viene a nuestra mente es Jesús. Sin embargo, Dios siempre tiene una respuesta para sus hijos.

En el año en que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de Él habían serafines; cada uno tenía seis alas, con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo; Señor de los ejércitos, toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.

Isaías 6.1-4




Todos nos llenamos de asombro al leer el llamado del profeta Isaías, por muchos considerado el mas grande de los profetas. Quedamos perplejos al leer que Dios está en su trono y que su gloria lo llena todo, pero muy pocos de nosotros hemos notado algo en este texto. La visión majestuosa de Isaías ocurrió el año en que el rey Uzías murió, justo cuando estaban en incertidumbre por lo porvenir. ¿Qué vio el profeta? a Dios sentado sobre su trono alto y sublime. 

¡Que lección más grande! Aún en los tiempos más difíciles, aún en la tormenta más tempestuosa Dios siempre está en su trono gobernándolo todo. El canon bíblico tuvo su fin con el libro del apocalipsis alrededor del año 95 d.C. Su escritor, Juan; confinado al exilio en la isla de Patmos y a punto de morir a causa de la inanición; puso por escrito la siguiente visión:


Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 
Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. 
El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. 


Apocalipsis 4.1-8

Juan vio a Dios sentado sobre su trono. Quiero que notes dos cosas: Al usar las palabras "semejante a", "como un" o "parecido a", el escritor esta viendo algo tan maravilloso que solo puede ser comparado con algo que nosotros conocemos para que tengamos una IDEA de su forma, pero lo que el escritor ve es mucho mayor a lo que describe, en este caso, en apocalipsis cuatro el trono de Dios es tan maravilloso que solo puede ser comparado a las más bellas piedras preciosas. 
La segunda cosa es que quiero que pongas atención en el verso seis del capítulo cuatro: Junto al trono y alrededor del trono cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. Dios se manifestó tal cual es a  Juan, y su forma es tal cual los evangelios describen a Jesús: Mateo (el León, rey de reyes), Marcos (semejante a un ciervo, o un becerro), Lucas (El hijo del hombre, su humanidad) y Juan (su majestuosidad, comparado a las aguilas). Los ojos que describe solo denotan una cosa nada más. DIOS TODO LO VE.

¿Hay algo entonces que haya salido del control de Dios? Si aún te quedan dudas sobre si tiene potestad en cielo y tierra te invito a que leas el salmo 104 y por ti mismo te darás cuenta que tiene control desde las explosiones más violentas del cosmos hasta el suave y delicado aletear de una mariposa. No en vano el escritor del salmo después de reflexionar en la perfección de la naturaleza dijo:

¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová!
Hiciste todas ellas con sabiduría;
La tierra está llena de tus beneficios.

Salmos 104.24


Dios está sentado en su trono. ¿Porque entonces nos abatimos cuando nos pasan problemas? ¿Porque lloramos sin consuelo? ¿Porque dejamos de poner nuestra confianza en su majestad? Todos nosotros hemos pasado diversas pruebas, desiertos y angustias, es tiempo de entronizar a Dios en nuestros corazones y confiar que nada, ni nadie nos puede separar de su perfecto amor a través de Cristo Jesús.




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