Una Tragedia en la Familia Real (Parte Final)

Una carrera por la vida comenzaba en dos rumbos distintos: por un lado Jonatán y Ahimaas, espías de David e hijos del sacerdote Abiatar debían apresurarse a transmitir el mensaje a David que huyera para salvar su vida. Por otro lado un soplón se dio cuenta de los planes de estos muchachos y corrió a Jerusalén para informar a Absalón de lo sucedido.
Cuando ambos muchachos se enteraron que no alcanzarían a llegar a tiempo al Jordán donde David se encontraba decidieron esconderse del contingente que Absalón había mandado buscándoles para matarles. Dios siempre tiene el control porque un hombre de Bahurim, el cual la Biblia no nos dice su nombre pero sin duda es un héroe anónimo al saber lo que los muchachos hacían, tomo valor y los escondió en su casa. Ellos se metieron en un pozo en el interior y la esposa de este hombre puso una tela sobre la boca del pozo y esparció grano encima de este para que se secara al sol.
Fue casi de inmediato que el contingente de Absalón llegaba a la casa de este hombre:

-¿Has visto a Ahimaas y a Jonatán?
- Estuvieron aquí pero ya cruzaron el arroyo.

A pesar del inmenso calor dentro del pozo un sudor frío recorría las frentes de los dos muchachos al escuchar tan cerca los pasos de los soldados de Absalón. Oyeron como movían muebles, tiraban cosas y sintió su corazón paralizarse cuando un soldado estuvo tan cerca del pozo que incluso podía escuchar el tintineo de su espada. A pesar de esos minutos de zozobra los soldados no les descubrieron partiendo rumbo al arroyo. Al no encontrarlos regresaron a Jerusalén.
Una vez el peligro paso, los muchachos salieron del pozo y corrieron a toda prisa hacia el río Jordán.

-          ¡Rápido! Cruce el Jordán esta misma noche. – Los muchachos le contaron de los planes de Ahitofel de capturarlo y asesinarlo.

Este suceso da a entender que el país entero estaba dividido políticamente. Por un lado estaban los que apoyaban a Absalón y consideraban a David como un traidor que se olvidó del pueblo y estaba recibiendo un justo castigo; por el otro lado estaban los fieles a la antigua corona, que vivieron junto al rey sus batallas y aún tenían en mente cuando era un muchacho y derrotó a aquel gigante paladín. No tenían duda alguna que Dios estaba con el rey, por eso decidieron seguirle.
 Su ejército cruzó la noche el Jordán y antes del amanecer estaban en la otra orilla. ¿Por qué se demoraron tanto en cruzarlo? Debido a que el río Jordán no es caudaloso pudieron pasar dos cosas: o cruzaron en el invierno cuando las corrientes son fuertes (recuerda a Josué y el cruce del río) o el ejército de David era sumamente numeroso y tardaron horas en cruzar; lo que es sumamente comprensible porque desde que la voz se corrió en el país que Absalón se rebeló contra su padre, muchas personas con aire patriótico se unieron a los escuadrones del rey a tal magnitud que fácilmente cruzó las fronteras. Prueba de ello era que habían etíopes entre las tropas de David (2 Samuel 18.21)
En pocas horas, el escuadrón bélico del rey se hacía cada vez más numeroso. Fue así como David y sus hombres llegaron a la ciudad de Mahanaim, misma ciudad donde años después una viuda recibiría el milagro de la resurrección de su hijo por parte del Rey de reyes. Allí fue recibido calurosamente por Sobi, un amonita que desde el sur había viajado para unirse al rey, por Maquir de la ciudad de Lodebar, antigua residencia de Mefi- Boset y por Barsilai de Galaad. La Biblia hace énfasis especial al lugar donde estos tres hombres provenían por una razón. Eran lugares poco importantes, casi desconocidos incluso para los lugareños, Dios le mostró a David que el apoyo que estaba recibiendo no era de las grandes ciudades de Israel, incluso ni siquiera de Belén su ciudad natal: Sus hermanos (siete en total si mi memoria de teflón no falla) no estaban con él a pesar de ser hombres de guerra también.
David no temía que Absalón le matara, pero si se preocupaba de caer en manos de Ahitofel. El rey ignoraba que su antiguo consejero Ahitofel había muerto ya, un verdadero estratega en guerras al no seguirse su consejo y ser rechazado por el de Husai viajó a su ciudad natal, puso sus cosas en orden y allí mismo en su casa se ahorcó. No pudo resistir la envidia de escuchar un mejor consejo al suyo.
Fue gracias a ese temor que en la ciudad de Mahanaim se estableció el primer consejo de guerra. De no pelear, tarde o temprano sus hombres sufrirían una emboscada de los ejércitos de Absalón incluso peligrando la vida del mismísimo rey.
Fue por la noche en la que David reunió a sus hombres y nombró según el texto original comandantes de miles y comandantes de cientos, lo que da una señal de la cantidad de hombres de batalla que estaban junto a el. Debido a que dos tercios de su vida los había pasado en las guerras también tenía la experiencia en dirigir a sus escuadrones. No cabía duda que los ejércitos de Absalón eran más numerosos y mejor armados, Ahitofel en vida ofreció reunir a 12.000 hombres escogidos ¿imagina si reuniera a todo el ejército de Absalón? Por esa causa, David debía ser inteligente.
Sabía que si todos peleaban de una vez, fácilmente iban a ser derrotados, por lo que dividió a su ejército en tres partes y dirigidos por tres personas dignas de su confianza: El primer escuadrón al mando de Joab, comandante bajo el mando de David, el segundo iba a cargo de Abisaí, hermano de Joab ambos hijos de Sarvia y el tercer escuadrón al mando de Itai quien le siguió cuando el rey salió de Jerusalén y estaba dispuesto a dar la vida por David.
Posiblemente entre los ejércitos había viejos soldados de batallas, los cuales su edad no importaba mucho más que el valor que estos tienen. La Biblia Reina Valera los llama “Los Valientes de David”, hombres recordados por batallas anteriores los cuales solos mataron a muchedumbres, a tal punto que su espada quedaba adherida a su mano. Es casi seguro que aunque el ejército de David era menor al de su hijo lo compensaba con la fiereza de este, que lucía imponente ante los ojos del rey cuando vio desfilar a sus Grupos de cientos y de miles (2 Sam 18.4).
Las crisis hacen florecer el verdadero carácter del ser humano. David en sus horas de angustia había cambiado mucho en su manera de ser y de pensar. Joab se dio cuenta de ello inmediatamente por ser el más cercano a él. Al estar conformados los ejércitos el rey quiso ir a la batalla con ellos, para dirigirles en el campo pero sus tres comandantes se lo impidieron:

No debe de ir. Si tenemos que salir en retirada y huir, aunque maten a la mitad de nosotros, no cambiaría nada para las tropas de Absalón; es a usted a quien buscan. Usted vale por diez mil de nosotros. Es mejor que se quede aquí en la ciudad y nos envíe ayuda si la necesitamos.

El mismo rey que años antes era soberbio y no recibía consejo de sus súbditos hoy en una forma silente escuchaba los consejos de Itai, Joab y Abiatar quienes mas que sus generales eran sus amigos. Al viejo rey no le quedo más opción que esperar pacientemente en la puerta de la ciudad y ver como sus escuadrones salían listos para batallar. A diferencia de los ejércitos del rey las tropas de David eran una milicia, armada con lo que tuvieran a mano, no pases por alto que fueron muchos los que se unieron de diversos pueblos del país, civiles peleando por una causa.

Por consideración a mí, traten con bondad al joven Absalón

David no podía olvidar que todos esos ejércitos iban en contra de su propio hijo. Por su mente pasaba los momentos juntos, la alegría de su nacimiento, sus primeros pasos. Recordaba cuando le llamó por primera vez Abba (papito) y lamentaba tanto no haber pasado más tiempo de calidad con él. Todos tenemos esos momentos en los cuales deseamos que el tiempo regrese para no cometer los errores que hoy nos agobian. El rey no fue la excepción; dijo esa frase tan enérgicamente que todo mundo escuchó las ordenes dirigidas a sus generales.
Todos desfilaron hacia el norte, al bosque de Efraín. Generalmente las batallas se pelean en los valles llanos, pero esta se peleó en un bosque. Sabían los de David de la superioridad numérica de Absalón y decidieron pelear alli, pues el inmenso follaje y la espesura de los árboles estarían a su favor. Como sucede en todas las batallas fueron los arqueros los primeros en iniciar el ataque, pero los hombres de David, por su experiencia en batallas (algunos de ellos) resistieron el ataque.
Ambos ejércitos habían cambiado los caballos por burros de carga, porque estos eran más idóneos para subir terrenos escarpados y se maniobraban con más rapidez a través de los árboles del bosque. La Biblia dice que aquel día hubo una gran matanza en el lugar, no tanto por las estrategias de guerra que tenían ambos bandos sino por el odio con el que se enfrentaron. El saldo fue veinte mil hombres muertos en combate (de ambos bandos).
Absalón dirigía como máximo comandante su ejército, en cambio los hombres de David tenían a tres grandes hombres al frente, es como pelear tres contra uno, a pesar que la superioridad numérica la poseía el, mentalmente estaban agotados, pues cada uno tenía una estrategia diferente. Pronto esas líneas de defensa cayeron y la batalla se inclinó a un lado (o mejor dicho a tres). En el calor de la batalla Absalón se cruzó con soldados de David los cuales lo persiguieron mientras este huía en su burro. Tan espeso era el bosque y tan difícil fue maniobrar a su borrico que cualquiera diría que fue un golpe de mala suerte para el, pero su servidor cree que Dios tenía preparado ese momento oportuno. Su cabello quedo enredado entre las ramas de un árbol, quedando suspendido en el aire mientras su burro continuo la marcha. Cuando vieron los soldados de David que era imposible huir para el, no se atrevieron a tocarle pues recordaban las palabras del rey que se tratara con bondad a su hijo.
Al informarle a Joab, este se lamento que no le mataran en el acto, y al escuchar los argumentos de sus soldados tomo a sus escuderos y fue en dirección al bosque donde este se encontraba. El cabello de Absalón era muy espeso, pesaba dos kilos cada vez que se lo cortaba, lo que lo hacía resistente para soportar el peso de este. Aún se encontraba suspendido en el aire enredado su cabello en las ramas y gritando por ayuda (la Biblia no dice que gritaba, pero por lógica considera que cualquier hombre en su posición gritaría por ayuda.)
Por su larga trayectoria Joab tenía muy en claro algo: Cualquier enemigo del rey se constituía el peor enemigo de Joab también, por esa razón al ver a Absalón colgando de sus cabellos no dudo pasar por alto las palabras de David de tratar con bondad a Absalón y le clavó tres dagas directo en su corazón. Aun colgado del árbol y para asegurarse de una vez por todas que estaba muerto diez jóvenes de los escuderos de Joab lo remataron.
Fue entonces que en todo el bosque se escucho el sonido del cuerno de carnero anunciando el final de la batalla. Dividir el ejército en tres partes resulto efectivo, pues la Biblia enfatiza que los soldados de David regresaron de perseguir a los de Absalón y se reunieron junto al cadáver.
Fue tan menospreciado por los soldados que lo arrojaron en un hoyo en el bosque y encima apilaron piedras, Absalón no descansó en los sepulcros de sus antepasados, tradicionalmente en cuevas cavadas en la piedra, sino que fue una “fosa común” la que contuvo su cadáver.
Los hombres de Absalón regresaron cada uno a sus casas y vivieron en la clandestinidad por temor a represalias. La verdad no se haría nada en contra de ellos, pues si se ejecutara a cada traidor el país se vería reducido a la mitad de población.
El resto de esta historia esta en la primera parte de estos escritos, como escribí al inicio, al recordarla me hace sacar lágrimas por David, quien no deja de ser distinto a muchos de nosotros, afanados, orgullosos y propensos a perder nuestra familia por no tener tiempo para esta. A diferencia del rey nosotros podemos aprender de su historia. La familia es el tesoro más importante que Dios nos dio, no lo descuidemos porque daremos cuenta de ello.

Aun estamos a tiempo….


Bendiciones

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