Un caracter de Integridad

Tengo dos historias interesantes que contarte: la primera tiene que ver con “Easy” Eddie (Eduardo el Tranquilo) uno de los abogados de Al Capone. Eddie tenía fama de ser uno de los mejores y mas sagaces abogados en todo Estados Unidos. Tal era su capacidad para manejar casos difíciles que el gobierno federal norteamericano había invertido cantidades enormes de dinero para encarcelar a Al Capone sin mucho éxito.
Al Capone, por su parte, premiaba a su inteligente abogado con un sueldo respetable, lujos, poder político y hasta una casa que cubría toda una manzana en la ciudad de Chicago.
“Easy” Eddie estaba casado y un día él y su esposa tuvieron un hijo. Eddie amaba profundamente a su hijo. Como todo padre, trataba de enseñarle la diferencia entre el bien y el mal, y le proporcionaba una buena educación, dinero, vacaciones regulares, la mejor vestimenta de moda, automóviles, etc.
Sin embargo, había una cosa que “Easy” no podía darle a su heredero: un buen nombre. Los amigos de su hijo lo confrontaban con la triste realidad que su padre estaba permitiendo que un ganster como Al Capone continuara robando, matando y corrompiendo a la sociedad.
“Easy” Eddie lo pensó por un tiempo. Bastante seriamente. Un día decidió que ese no era el ejemplo que quería dejar a sus hijos (ya maduros) y a sus nietos. Eddie hizo contacto con las autoridades y se entregó a la policía para hacer lo que era correcto, a pesar de las consecuencias. Fue gracias a su testimonio en corte que, finalmente, el gobierno norteamericano colocó a Al Capone tras las rejas.
El abogado “Easy” Eddie fue acribillado a balazos en una oscura calle de Chicago no mucho tiempo después.
La segunda historia tiene que ver con un desconocido piloto de la fuerza aérea norteamericana.
El 20 de febrero de 1942, durante una de las batallas en el Pacífico, el portaaviones Lexington al cual su escuadrón estaba asignado recibió órdenes de atacar posiciones japonesas en Nueva Guinea. Desafortunadamente para los norteamericanos, la nave de guerra fue detectada por los japoneses unos 600 kilómetros antes de llegar al destino. No mucho después, los aviones Wildcats del Lexington entraron en combate contra dieciocho bombarderos japoneses.


Los primeros nueve fueron destruidos por los Wildcats, pero cuando la segunda tanda de bombarderos llegaron a las inmediaciones del Lexington, solamente este joven piloto y su acompañante estaban lo suficientemente cerca de la formación japonesa para defender la nave.
Para colmo de males, las ametralladoras del avión del acompañante se trabaron y nuestro joven piloto quedó absolutamente solo frente a los nueve bombarderos enemigos. En un acto de heroísmo absoluto, este piloto apuntó su Wildcat hacia los bombarderos enemigos, y en medio de una verdadera lluvia de balas atacó de frente a toda la formación.
En su primera pasada, derribó su primer bombardero y mientras este caía al agua, ya estaba derribando al segundo. Sin descanso, se volvió al resto del grupo y derribó tres más; cuando se le acabaron las municiones utilizó su propio avión como arma para tratar de golpear las alas de los japoneses y eliminar a los demás. Su ataque fue tan efectivo que retrasó el ataque nipón y le dio tiempo al resto del escuadrón americano de llegar y eliminar a los que quedaban.
Ese día ese joven piloto norteamericano salvó a su portaaviones y defendió la vida de todos sus camaradas. Por ese acto de valentía y renunciación personal, fue ascendido a Teniente Comandante y recibió la más alta condecoración que ofrece el gobierno de los Estados Unidos. La Medalla de Honor del Congreso.
Este joven piloto, se transformó entonces en uno de los héroes más conocidos de la segunda guerra mundial. Su nombre es “Butch” O´Hare. Nombre, que para honrar su memoria, lleva hoy en día el aeropuerto de la ciudad de Chicago, uno de los más grandes del mundo.

¿Por qué te conté estas dos historias? ¿Qué tienen ellas en común?

Lo que tienen en común es que “Butch” O´Hare era el hijo de “Easy” Eddie.

No hay un legado más precioso que podamos dejar a nuestros herederos que el ejemplo de integridad y un carácter sólido… a pesar de las consecuencias. Piénsalo

(Tomado del libro "Como llego a fin del mes" de Andrés Panasiuk grupo Editorial Nelson)

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