Crónicas de una Conquista (Parte II)

La tierra está llena de guerreros, los pueblos que la habitan son poderosos, y vimos unos gigantes descendientes de Anac. Eran tan grandes que parecíamos langostas al lado de ellos…

Si la novedad dada por aquellos diez hombres había desalentado tanto al pueblo esas palabras vinieron a ser como un “tiro de gracia” a la moral de las tropas que esperaban con ansias el informe. Tenían tan baja autoestima por haber sido un pueblo esclavo por cuatrocientos treinta años que no se sentían capaces ni siquiera de tener la idea de conquistar una tierra, aún siendo prometida por el Creador.
Doy por hecho esa idea al observar mi país en particular y cada uno de los países que conformamos América Latina. Fuimos conquistados hace quinientos años y hasta el día de hoy nos tildan de “tercermundistas” (lamentablemente lo somos) ¿Por qué no podemos progresar? A causa que tenemos mente de conquistados y no de conquistadores. Caemos en el conformismo de no anhelar “algo más” creyendo que en la misma posición social donde nacimos así moriremos y pasaremos esa idea de generación en generación heredando este tipo de mente retrógrada a nuestros hijos, nietos, etc. ¿culpa de los gobiernos? No. Culpa de nosotros mismos por no anhelar un cambio. Dios quiere que tu avances, que progreses y que crezcas espiritualmente hasta ser moldeado a la imagen de Cristo Jesús pero en tu mente debe existir siempre la idea de no quedar en el mismo lugar, pedirle a Dios un “espíritu diferente” del que los demás tienen y hacer que lo que tu hagas marque la diferencia ante los demás. Por eso Jesús nos comparó con “sal de la tierra” y lo mejor que nosotros podemos hacer en señal de gratitud es mostrar los frutos dignos de arrepentimiento.


Israel, pese que había vivido en experiencia propia el poder de Dios, visto con sus ojos como el Creador se manifestó con brazo fuerte y poderoso, castigando al pueblo egipcio con diez terribles plagas y como en los meses anteriores iba delante de ellos como un poderoso gigante, dándoles de comer y protegiéndoles con una columna de nube y fuego a sus tiendas; mostró su total inmadurez espiritual al lamentarse y llorar, quejándose delante del mismo Dios que los liberó y planeando su regreso a una tierra de esclavitud. No fue solo una idea vaga en el campamento, iban a llevarlo a cabo pues estaban escogiendo entre las gentes a un caudillo quien les conduciría de nuevo a Egipto.

“Preferiríamos haber muerto en Egipto – se quejaban – o aún aquí en el desierto antes de entrar a este país que tenemos delante de nosotros. El Señor permitirá que nos maten allí y nuestras esposas e hijos serán esclavos. Regresemos a Egipto.
La idea corrió por el campamento:
Elijamos a un caudillo, y regresémonos a Egipto”
Números 14.2-3

Quiero pedirte de favor en este día que examines tu interior. Piensa en el problema que estas atravesando o que atravesaste meses atrás. ¿Cómo es tu reacción delante de el? ¿a quien acudes por auxilio? ¿Pasas lamentándote delante de los demás por tu condición esperando que las personas tengan lástima de ti? Al leer Números 14 me doy cuenta que la mayor señal de inmadurez es el no saber que hacer en momentos de prueba y ponerte a llorar, teniendo la idea que Dios no te ayudará esta vez.
No te sientas mal si acerté a las preguntas, todos hemos pasado por la inmadurez. Hemos llegado a pensar que “Dios no me escucha”, “Dios no me habla a mí” y conforme vamos conociendo más de Cristo nuestro espíritu va creciendo en fe reconociendo que Dios no se manifiesta por un sentimiento, pues Él está contigo (y conmigo) independientemente le “sintamos” o no. Dios escucha nuestras oraciones aunque pensemos que no es así y si nuestros sueños van conforme a su voluntad se concederán. (Jeremías 29.11, el que lea entienda). Nuestra actitud debe ser más como la de Job, quien dándose por enterado de las desgracias que atravesaba se postró en tierra y adoró (Job 1.20)


Es muy difícil encontrar paz en medio de una tormenta, escuchar voces de aliento y consuelo cuando todo va mal. Josué era una de esas personas, como su nombre significa “El Señor es Salvación” esta persona sabía en quien había creído:

Tenemos un país maravilloso por delante y el Señor nos ama. Él hará que entremos sanos y salvos en la tierra y nos la entregará. Es una tierra muy fértil, una tierra en la que verdaderamente fluye leche y miel. No se rebelen contra el Señor y no teman al pueblo que habita en aquella tierra. Los venceremos fácilmente. El Señor está con nosotros y se ha apartado de ellos. No teman
Números 14.7-9

Hasta el censo registrado en Números 1 el pueblo con capacidad para blandir una espada era de 603,550 hombres, sin contar a las mujeres y niños. Imagina a esa multitud disponiéndose a apedrear a dos personas solo por el hecho que su opinión era diferente a la de los demás. Me imagino al estar en medio de ese campamento y pienso que solo un milagro pudo salvar a Josué y a Caleb de la muerte. De hecho eso fue lo que pasó, pues la gloria del Señor se les apareció inmediatamente ante ellos y el Creador se entendió con Moisés.

¿Hasta cuándo me despreciará este pueblo? ¿es que nunca me creerán aún después de todos los milagros que he hecho entre ellos? Los desheredaré y los destruiré con una plaga, y de ti (Moisés) haré una nación mucho más poderosa que ellos
Números 14:11-12

La peor ofensa hecha a nuestro Dios es que siendo sus hijos, dejemos de confiar, de creer y de depender de su poder. ¿Qué identidad tenemos como cristianos si aún vivimos esclavizados por un pecado? ¿Con que cara llegamos delante del trono de Dios si sabemos que en el fondo nuestro corazón alberga dudas e incredulidad? Lamentablemente he llegado a conocer predicadores que dudan de la existencia de Dios (no bromeo). Dios no es ningún juguete; o estás de su lado o estás en su contra. No hay términos medios. Ten cuidado si este día te has convertido en un “anfibio espiritual” pudiendo subsistir en el mundo y la iglesia y acomodando tu vida a ambos entornos. Si vas por la calle y la gente aún no logra reconocer si eres o no hijo de Dios lamento decirte que no eres más que una especie de “híbrido”, un tibio, una abominación a Dios.
Créeme que el primer evaluado para escribir estas líneas fui yo y no fue nada grato poder ver tus propios errores. Me comparé más como uno de esos 603.550 inmaduros que como aquellos dos que marcaron la diferencia.
Tengo dos noticias para ti, una buena y otra no tan buena. La buena noticia es que Jesús se entregó por nosotros para ser un sumo sacerdote que comprende cada una de nuestras debilidades, que si confesamos nuestros pecados delante de Él, Jesús es FIEL y JUSTO para perdonarnos y limpiarnos de nuestra maldad y que aferrándonos a él vamos de victoria en victoria en Cristo Jesús.
La segunda noticia es que aunque Dios es lento para la ira pero grande en misericordias el tiempo se esta agotando. Hay un día de la ira de Dios, la Biblia lo dicta así y no podemos ignorarlo ¿hasta cuando vamos a vivir con una mente conformista? Mi oración en este día es para que el pecado que habita en ti te haga sentir tan inconforme que acudas delante de aquel quien tiene la potestad de perdonar los pecados y limpiarlos. Que tu mente se renueve tal como lo dicta Romanos 12.2 en nuestra conducta y en nuestra manera de pensar.

Y ahora, que la gloria, la majestad, el imperio y la potestad sean eternamente del único Dios, salvador nuestro por medio de Jesucristo, quien tiene poder para conservarlos sin caía y, con gran alegría, presentarlos sin tacha ante su gloriosa presencia. Amen

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