Recuerdos de un autobús (Por Badger Joon)

Tejón, no estoy enojado contigo he aca la prueba de ello....


Aún tengo muy presente esa noche, si, se que fue hace mucho tiempo ya, y también sé que ya no deberíamos hablar de ese tema y darlo por olvidado, pero debes reconocer mi querida ave
que a pesar que es un tema casi olvidado no podemos callar la inmensa e incomprensible obra de Papá.
Si mal no recuerdo tú y yo andábamos sobre los dieciséis, casi arañando los diecisiete años, sin mayor atractivo que la juventud en nuestro ser, sin dinero, sin metas ni ambiciones y con solo una cosa en mente: divertirnos porque la vida es corta, hoy somos mañana no (no te enojes, pero era tu frase).



Técnicamente nos perdíamos el fin de semana completo entre conciertos, fiestas, bebidas y… drogas (a Dios gracias no era siempre). A lo mejor tu no lo recuerdes mucho, pero yo si. Estuve contigo aún en esos momentos oscuros de tu vida y tus problemas los tomé como personales.
Esa tarde de domingo recuerdo que veníamos de Soyapango de un concierto de rock, fue una tarde distinta a las demás pues noté en ti un semblante de seriedad, como si no quisieras hablar con nadie. Debes aceptar mi Plumaluz amigo que por momentos te conviertes en un detestable monstruo egoísta y egocéntrico, olvidando que tienes amigos que te amamos y te encierras en una coraza que hasta el sol de hoy, a tus treinta y uno nadie ha podido abrir y mucho menos yo en aquellos entonces siendo tres años menor (pero con cara de viejo como dices tú)
Indagué lo que te estaba pasando (como siempre lo hago porque tú nunca hablas al respecto) en el concierto tú me contaste con sarcasmo y burla que mientras ibas en el autobús nadie quiso sentarse a tu lado por la pinta de vago que traías, porque te confundían con un ladrón y vago más que con un rockero e ibas solo a pesar que el autobús fuera a reventar de gente.
La verdad pude notar eso un par de meses atrás. Parecía que todas las cosas en las cuales creías habían dejado de tener valor para ti, aunque disfrutábamos juntos de los slams, de la distorsión y de los gritos en los conciertos; cuando este acababa volvías a tener los mismos ojos opacos y ese gesto inexpresivo que tanto odio (perdóname si te enojan mis palabras, pero me considero uno de tus amigos). Es como si toda la energía quedó atrás, con tus alegrías y euforia y citando las palabras de Gustavo Ceratti “eras una piedra en el agua; seco por dentro”.
Juntos en ese asiento del bus, fumando un cigarrillo y en completo silencio lo único que queríamos ambos era llegar a casa, tú donde tu familia para encerrarte en tu cuarto y aislarte de todos y yo donde mi querida madre a quien amo tanto. Ambos veníamos molestos por la estridente música del bus con ese woofer que hacía que hasta las entrañas nos temblaran de la vibración impidiendo que conciliáramos el sueño perdido por un fin de semana de parranda.
Estábamos hasta el copete de escuchar Lady in red y Hotel California a todo volumen cuando para colmo de males un joven  muy humilde abordó la unidad. Su voz chillona sonaba aún más estridente que la música con sus gritos rasgados, nos quedamos mirando tú y yo, hiciste el clásico gesto de ponerte la mano en la boca en señal de estar pensativo, recostaste tu cabeza sobre la ventanilla del bus y cerraste los ojos.
No pude entender muy bien lo que ese joven hablaba, por su forma de expresarse supe que era cristiano evangélico y se había subido a predicar la palabra. Citó, bueno mejor dicho “gritó” un par de versículos bíblicos, un mensaje de cambio y una exhortación al arrepentimiento verdadero. Diez minutos después el chofer del autobús se dio por vencido y optó por bajarle volumen a la música (un alivio para nosotros). El mensaje iba a más de la mitad y creo que ambos tenemos muy grabadas en la mente esas palabras de este joven:

…tos dignos de arrepentimiento. Cristo está a la puerta de tu corazón y con amor eterno te ha amado. Posiblemente en esta tarde tú te sientas vacío e infeliz y meditando en tu vida careces de un propósito en ella. Únicamente estas viviendo el día, es para ti este mensaje que predico, ven a Cristo y no lo digo yo sino la Palabra que todo aquel que se acerca a Jesús no lo echa fuera. No te sientas despreciado, acércate a Cristo y si tu eres rencoroso y amargado serás tan sensible por su amor, si tienes vicios Él romperá tus cadenas, con la mano en el corazón te lo pido, búscalo HOY antes que sea demasiado tarde…

En lo personal te confieso Búho que cuando dijo esas palabras su voz dejó de ser molesta y chillona y ese mensaje caló muy profundo en mi corazón. Para sorpresa mía volteo a verte ¡Y estabas llorando! ¡No lo niegues! Te vi limpiando disimuladamente las lágrimas con tu mano derecha; no me había percatado que tú estabas poniendo atención también al mensaje (a pesar que odiabas a los evangélicos como lo decías).

Dios tiene raras maneras de actuar, pero realmente nunca pensé que solamente dos años más tarde entregaría mi vida a Cristo. Cuatro meses más tarde tú también levantaste tu mano en señal de fe y con el transcurrir de los años hemos podido conocer el inmenso e inagotable amor de Dios en nuestras vidas. Extraño verte mi amigo, espero que uno de estos días podamos coincidir para tomarnos un café o comernos un par de pupusas juntos.

Un abrazo.

Badger Joon

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