Éfeso: Cuando el primer amor por Dios se pierde.

El libro de apocalipsis se escribió a finales del siglo I o principios del siglo II en la isla de Patmos (mar Egeo). Su autor fue desterrado a esa isla por Domiciano y fue en el destierro donde Juan escribió dicho libro. Apocalipsis alberga la revelación de Jesucristo a siete iglesias de la época en Asia menor, un mensaje tan profundo que hasta hoy en día en pleno siglo XXI se aplica perfectamente a la iglesia contemporánea. De estas siete iglesias a las cuales van dirigidas las cartas Dios alaba en cada una un logro. Pero es de observar también que de estas siete cinco son reprendidas y casualmente la reprensión de cada una es un proceso degenerativo de como un cristiano puede apostatar de la fe. Efeso fue la primera iglesia en ser alabada y ser reprendida también. Fue el primer pecado que da a lugar a los otros cuatro que pueden degenerar una iglesia, un cristiano o un predicador ¿Pero qué nos dice este mensaje? Antes de adentrarnos en el tema quiero que tomes en cuenta que Juan simplemente transmitía un mensaje, su verdadero autor era otro como lo veremos a continuación:

Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: "El que tiene las siete estrellas en su mano derecha; el que anda entre los siete candeleros de oro; dice esto..."

Apocalipsis 2.1

Para entender el contexto de quien es el remitente de la carta debemos ir a apocalipsis 1 Juan recibió una visión un día domingo en la isla de Patmos y lo que vio fue a un ser con siete estrellas en la mano derecha y que se paseaba entre siete candelabros de oro

"Estaba yo en el espíritu el día del Señor, y oí detrás de mi una gran voz como sonido de trompeta, que decía: Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Y me volví para ver la voz de quien hablaba conmigo y al volverme vi siete candeleros de oro; y en medio de los candeleros vi uno semejante a Hijo de Hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos eran como llama de fuego; sus pies, semejantes al bronce bruñido cuando se le ha hecho refulgir en el horno y su voz como el ruido de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos; su rostro era como el sol cuando brilla con toda su fuerza..."

Cabe mencionar que en toda la biblia la única persona que se denomina como "El Hijo del Hombre" es Jesucristo. Para reafirmar la autoridad del escrito de Juan así como la revelación que Jesús le da Cristo mismo se describe en las siguientes líneas:

Cuando lo vi, caí como muerto a sus pies, y él puso su mano derecha sobre mi diciendo: "No temas, yo soy el primero y el último, el que vive y estuve muerto; y he aquí estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades..."

Es indiscutible entonces que el remitente de las cartas a las siete iglesias en Asia Menor es Jesucristo, pero ¿Porqué comenzar con Efeso?  ¿Porqué no Esmirna, Tiatira o Laodicea? Por una razón en particular: Para finales del siglo I la ciudad más importante en toda Asia Menor era Efeso. Ubicada a las orillas del mar Egeo entre el extremo norte del monte Pion  y la desembocadura del río Caístro su posición le daba el muy merecido nombre de "La Joya del Asia Menor". Riquísima en historia tuvo una verdadera prosperidad en tiempos del imperio romano, extendiendo sus caminos hasta la región de Capadocia facilitando de esa manera el comercio en la región. Efeso tuvo sus propios juegos olímpicos por lo que habían personas de todo el mundo conocido que visitaban la ciudad año con año. Poseía el templo más hermoso y más grande a la diosa Diana (Artemisa) una de las siete maravillas del mundo antiguo, diosa universal de todas las culturas paganas de la época; de tal manera que Efeso era el centro religioso donde tanto lugareños como turistas visitaban. Existía en la ciudad un decreto de asilo a todo aquel que fuera perseguido  so pena de prisión o muerte y quisiera refugiarse en el templo; decreto utilizado por los delincuentes y asesinos de la época.
Debido a la tremenda afluencia de visitantes que la ciudad recibía su cultura era envidiable. Era un pueblo tan civilizado que Roma le había dado el derecho de autogobernarse de tal manera que con el paso de los años su prosperidad crecia como la espuma; al igual que su inmoralidad.



Presentar el evangelio en la ciudad constituía la locura más grande de todas. Entrar a Efeso y persuadir a las personas que abandonen el culto a Diana era literalmente entrar en la boca del lobo, exponer su vida a ser linchado por una multitud fervorosa a su religión.
Aún con todas las contras, para los tiempos en que Pablo llegó a Efeso en su viaje misionero, el evangelio había comenzado a nacer en la región, los responsables de esto los encontramos en sus cartas: Priscila y Aquila, un matrimonio, desapercibido al mundo, pero importantísimo para Dios muestra que todos somos útiles para propagar la buena noticia, y Apolos, un discípulo de Juan el Bautista quien aunque sus enseñansas estaban ligeramente desviadas siendo corregidas tras recibir el Espíritu Santo no se le quitaba mérito de su autoridad y sabiduría.
El amor de Dios es inmenso, incomprensible y maravilloso. Mientras más grande en abominaciones era la ciudad, más preparados eran los siervos que mandaba a ella para presentar el evangelio con una sola razón: Dios Padre no quiere que ninguno se pierda, que ninguno quede sin la oportunidad de conocer el perfecto sacrificio de Jesús por nosotros. Con ese propósito llegó Pablo a la ciudad, estableciéndose  tres meses; y un tiempo después permaneciendo por tres años. En ningún otro lugar Pablo se había quedado tanto tiempo como en la ciudad, sus mismas palabras declaraban que en Efeso se ha abierto una puerta grande y eficaz, pero muchos son los adversarios (1 Corintios 16.8-9). Pese a toda oposición la obra se hizo ¡y de que forma! Ninguna iglesia en Asia Menor se llenó tanto de doctrina como esta, ninguna iglesia tuvo por pastores a Pablo, Timoteo y Juan entre sus congregación. Efeso, desde su origen fue una iglesia tan poderosa en Palabra, discernimiento y doctrina que aun los niños probaban a aquellos que eran llamados  apóstoles y no lo eran, no fue en vano que Jesús alabó sus logros cuarenta años después de su origen.

Yo se tus obras, y tu trabajo y paciencia; y que tu no puedes sufrir los malos, u has probado los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos, y has sufrido y has tenido paciencia, y has trabajado por mi nombre y no has desfallecido... (Apocalipsis 2.2-3)

Analicemos los logros de Efeso: Tal fue el pastor así es la congregación. Pablo fue el más grande misionero del siglo I, su congregación en Efeso no se quedó atrás, su buen trabajo en cierta manera superó al de Pablo, trabajando con paciencia, sabiendo que la recompensa no sería aca en la tierra sino en los cielos, aborreciendo los pecados que Dios aborrece y no permitiendo que ninguno de su congregación practicara tales males, probando los espíritus como Juan lo enseñaba, quien curiosamente los pastoreó tiempo después, sufriendo; sabiendo que la esperanza a la que se aferraban era la manifestación de Jesús como rey soberano y a pesar de lo dificultoso que era no desfallecieron en proclamar la Palabra. Todo esto lo hicieron por cuarenta años sin cesar.
Pero también Jesús tenía algo en contra de la iglesia en Efeso, es que todo ese trabajo envidiable, toda la paciencia, su doctrina pura, su perseverancia, todo esto era en vano, porque habían perdido su primer amor por Dios. Lamentablemente Efeso en algún momento en esos cuarenta años dejó de sentir amor por Dios y vieron su trabajo como un modo de vida nada mas. Olvidaron que la verdadera razón de un ministerio es el amor a Jesús, si no existe sencillamente por muy buen trabajo que se haga todo es una basura.
De las siete iglesias que se mencionan en apocalipsis, Jesús reprende a cinco de ellas, y si analizamos los pecados de cada una sorprendentemente verás un proceso degenerativo, un pecado cada vez mayor al anterior al punto de peligrar nuestra vida cristiana. El perder el primer amor por Dios fue el primer paso para nuestra corrupción total.

Si yo hablare lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera el don de profecía y entendiera todos los misterios y todo el conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy

1 Corintios 13.1-2

¿Porqué Pablo escribió he llegado a ser en lugar de soy semejante a? Por una razón en especial: tu identidad, lo que eres como cristiano, tus logros, tus sufrimientos todos están centrados en el amor a Jesús. Lo que te define como cristiano es el amor a Dios, fuera de eso no hay nada más. Me sorprende mucho escuchar en predicaciones en estos días que el primer amor es algo que se tiene cuando somos nacidos de nuevo, pero que es totalmente normal que con el tiempo lo perdamos, tales personas que predican esas cosas son falsos maestros, hijos del diablo y tienen por alto lo que la Palabra dice en 1 Corintios 16.22

Si alguno no ama al Señor, que sea maldito. Maranatha (Cristo viene)

¿Hemos perdido el primer amor? ¿Qué podemos hacer para recuperarlo? Jesús dio la solución a la iglesia en Efeso

Recuerda por tanto de donde has caído y arrepiéntete  y has las obras que hiciste al principio, sino, vendré a ti y quitaré el candelero de su lugar, si no te arrepientes (Apocalipsis 2.5)

Debemos reconocer primeramente que perder el primer amor es un pecado, una abominación a Dios, una transgresión de la cual debemos arrepentirnos y no tenerla por poca cosa como en nuestros tiempos se tiene. Hay un dato curioso en el texto: Muchas veces culpamos a Satanás por deshacer ministerios cuando los verdaderos responsables somos nosotros mismos por no trabajar con amor a Jesús. En el texto el Cordero les advierte que si no se arrepienten de su pecado EL QUITARA EL CANDELERO DEL LUGAR porque no olvides que también juzgará nuestras acciones.
¿Jesús cumple su Palabra? Veamos hoy en día a la antigua ciudad de Efeso situada en Turquía, convertida en un montón de ruinas y escombros, la gran iglesia, poderosa en doctrina no se arrepintió....

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