Lección Aprendida

Buscando palabras bonitas para comenzar este escrito me doy cuenta que no hay mejor manera que contar las cosas tal cual son y de la manera más sencilla posible. Últimamente he querido mantener la costumbre de venirme muy temprano al trabajo con el fin de ganar tiempo con el tráfico. Si bien el sueño es mi compañero durante buena parte de la mañana comienzo a disfrutar el placer de sentir la brisa fresca en mi rostro y de tener el tiempo suficiente cada mañana de reflexionar sobre mi vida mientras abren las oficinas donde laboro.
Esta mañana, después que la cafeína disipara mi pereza decidí sentarme en la banca de un parque para apreciar el pulso de San Salvador. Aprovecho esos momentos para poder reflexionar sobre mi andar espiritual también. Esta mañana con biblia en mano Dios trajo un texto a mi vida.
“Solamente si te esfuerzas y eres valiente para obedecer al pie de la letra la ley que Moisés te dio triunfarás en todo lo que hagas”
Josué 1.7
Fue inevitable desglosar el versículo y convertirlo en un bosquejo para una predicación como lo hacía años antes. Me imaginé volviéndoles a predicar a aquellos jóvenes que tuve el privilegio de pastorear hace cinco años y quienes aún me recuerdan con mucho cariño. Poco después volví a enfocarme en el texto. Siendo sincero conmigo mismo busco la manera de volver a enamorarme de Dios, de apasionarme con la lectura bíblica, con la oración y con los ayunos. Con el paso de los años comencé a volverme apático a toda manera de religiosidad y de doctrinas impuestas por hombres que a fin de cuentas no sirven para nada sino para enfriar progresivamente a las ovejas. No me interesa la verdad ser alguien en una congregación para ganar reputación si mi corazón no esta bien con Dios. No me mal interprete querido lector, no he dejado de congregarme, pero si, al igual que muchos la rutina hace mella en mi.
No fue hasta dos horas después que comprendí el porqué Dios me dio esa cita bíblica. Mirando el calendario me di cuenta que hoy es veintiocho de octubre y que un día como hoy hace catorce años Dios me llamó con un propósito en especial. ¡Como pasa el tiempo! Para vergüenza mía lo que debería ser una fecha de consagración y agradecimiento se convierte en una desesperada búsqueda de Dios con el fin de recuperar aquel gozo perdido con el paso de los años.

Sin embargo, Dios Padre había contestado mi pregunta mucho antes que yo reflexionara en ello. No necesito de un retiro, de un congreso para volver a aquella comunión con Dios. Un triunfador es aquella persona que vence al pecado glorificando a Dios y obedeciendo sus mandamientos. No se demuestra ningún amor a Jesús simplemente diciéndolo o publicándolo en las redes sociales. El verdadero culto a Dios comienza después que ha terminado el servicio en la iglesia. El amor a Jesús se demuestra mediante acciones que son producto de la renovación interior de la persona por medio del Espíritu Santo. La respuesta la tuve en la mano esta mañana: PONER POR OBRA LO QUE LEO EN LA PALABRA no hay mejor manera de demostrar un amor puro y verdadero sino es con acciones en nuestra vida. La lección de hoy fue puesta en practica… gracias Jesús

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