Jericó: Radiografía de una Victoria (Primera Parte)

Es muy gratificante volver a leer el libro de Josué después de un buen tiempo de no hacerlo, no por el hecho que hubiese abandonado la lectura de la Palabra (no es así), sino porque leerla por completo lleva un buen período de tiempo.
Seguramente al mencionar las palabras "muros" y "Jericó" de inmediato tu mente te transporta a aquellas clases en la escuela dominical, donde el maestro contaba dicho relato bíblico y pensarás: "Esa historia la recito hasta dormido". Los años han pasado y aquella historia se convirtió en un relato que ahora cuentas a tus hijos de una manera rutinaria y mecánica, pasando por alto que la victoria de los israelitas en Jericó es uno de los milagros más aclamados del Creador y uno de los más mencionados en la biblia.
Al retomar la lectura de dicha historia descubrí como Dios está hablando a mi vida y humildemente quiero compartir dicha lección contigo este día.

Decidí titular Radiografía de una Victoria a este escrito debido a que iremos analizando los puntos más importantes y a la vez difíciles de ver a primera impresión; comenzando con el hecho que la conquista de la ciudad de Jericó no comienza en el capítulo sexto del libro de Josué; sino mucho antes, para ser más específico en el capítulo segundo. El sucesor de Moisés es considerado hasta estos días como un verdadero estratega militar. Josué, hijo de Nun sabía que cruzando el Jordán la primer ciudad que encontraría sería Jericó, pues cuarenta años antes el formó parte de la comitiva enviada por Moisés que fue a explorar la tierra prometida. Era entonces un hecho que Caleb y él eran las personas más ancianas de todo Israel con ochenta y cinco años de edad aproximadamente (cuarenta y cinco años tenía Josué cuando fue enviado y cuarenta años vagaron por el desierto). 
Contar la historia de los espías enviados a Jericó y la manera en que Rahab los escondió es algo que ya conoces y quiero pasarlo por alto, no porque sea menos importante sino porque quiero apresurarme a llegar a un texto que ha sido hasta cierto punto olvidado y controversial. Dicho texto se encuentra en el capítulo 5:13-15

"Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estas es santo. Y Josué así lo hizo"


En Teología a estas manifestaciones se les conoce como Cristofanías que no son más que apariciones de Jesucristo en el antiguo testamento. Doctrinas se debaten en argumentos, unos niegan estas cristofanías, otros las defienden, mi posición, como lo escribía en blogs anteriores es que voy a dejar que ellos sigan argumentando el tiempo que quieran, mientras yo recibo en mi corazón y comparto el mensaje que Dios me revela.

La vida cristiana no esta alejada de problemas, si alguien predica lo contrario está mintiendo. El cristianismo no es un lecho de rosas, y si alguien esta exento de problemas le queda batallar todos los días con su carne, lo cual no es nada sencillo tampoco. Entonces, al hablar de tribulaciones nos entendemos absolutamente todos en el pueblo de Dios, pues si algo tenemos en común son problemas y más problemas. Jericó vino a ser el primer problema-obstáculo para el pueblo hebreo. No fue nada sencillo para ellos ver aquellos muros tan altos que, según datos arqueológicos, tenían más de cuatro metros de espesor. Suma a ello que Israel eran un pueblo errante y no tenían una ciudad donde refugiarse; la conquista de Jericó, humanamente era una misión suicida.



Muchas veces al leer la Palabra vemos a aquellos autores como un tipo de superman espiritual y que estamos a años luz para lograr tener el coraje y la fe para estar en pie ante tiempos adversos, pero ten en cuenta que Josué eran tan humano como tú y de hecho, al igual que tú y yo, tenía los mismos miedos que atravesamos estos días. No en vano Dios le repitió en muchas ocasiones que SE ESFORZARA Y FUERA VALIENTE. 

Hay un dato muy curioso en el texto bíblico antes leído. Josué, el sucesor de Moisés, el capitán de la salvación de Israel iba a ir a la batalla sin conocer aún verdaderamente a Dios. Al verlo en su esplendor, con la espada desenvainada no sabía si era su amigo o su enemigo. ¿Porqué tenía el Príncipe del ejército de Jehová una espada desenvainada en su mano? La única razón que encuentro y de hecho es una realidad es que Jesús estaba listo para la batalla, mejor dicho aún:  Jesús pelearía la batalla por Israel. 

Al igual que Israel, es muy probable que tu atravieses problemas este día. Los ves como los grandes muros a la distancia y te preguntas ¿cómo voy a salir de esta deuda? o pensarás que a lo mejor es imposible dejar este vicio dañino pues lo tienes desde pequeño. Muy probable estás cautivo de una compulsión y te sientes prisionero de ella, has peleado por años sin obtener mayores resultados. Nos aqueja la pornografía, la violencia, la división entre hermanos o sentimientos de superioridad o inferioridad y depresión. Tú conoces ese problema, sabes que está presente y sabes que no ha sido fácil pelear contra este. Como lo decía un predicador de mi país: "Todos cojeamos de alguna parte así que deje de creerse perfecto". Y frustra más cuando Dios te llama a conquistar cuando a lo largo de los años únicamente has visto derrotas. Moralmente nos ganaron una batalla hasta el punto que bajamos nuestras manos y dejamos de pelear. Si te sientes de esa manera bienvenido al club, no al de perdedores sino a aquel de los que aspiran conquistar. Meter el dedo en la llaga no es nada confortable, pero es necesario si deseamos ser verdaderamente libres.

Si tienes la imagen de un Jesús en la cruz, sangrante y sufriendo pues lamento decir que no es así. Incluso ni siquiera es aquel que conocemos en los evangelios. Jesús subió con PODER y está sentado a la diestra del Padre. La visión del varón con la espada desenvainada se repite en Apocalipsis 19:11-16, y ni siquiera quiero copiar el texto porque deseo que lo descubras por tu cuenta. A lo que voy es que de la misma manera que Jesús estaba listo para batallar con Israel en contra de Jericó, igualmente lo está con ese problema que te ha llevado cautivo por años.

Pon atención al título con el que Jesús se presenta a sí mismo: Príncipe de los Ejércitos de Jehová. Me gusta imaginar que, aunque Josué no los miraba; tras Jesús había legiones de ángeles formados y listos para batallar a favor nuestro.


Es igual contigo, es tiempo de conquistar



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