Los Jóvenes y el Enojo

El pastor y psicólogo Alan Loy McGinnis dice lo siguiente sobre el enojo: Los psicólogos están en desacuerdo sobre casi todo, pero hay un punto sobre el que despliegan una unanimidad sorprendente: No existe ninguna persona que no se enfade o tenga momentos de ira. Solo se dan aquellas que reprimen el enojo. Y al enviar el enojo al subconsciente están preparando el terreno para docenas de problemas psicosomáticos y también para algunas serias dificultades en sus relaciones con otros. Es por esa razón que nos conviene leer y poner en practica el consejo del apóstol Pablo en Efesios 4:26-27

Airáos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo


Al leer este texto surge la pregunta ¿Puede un cristiano enojarse y no pecar? Pablo nos exhorta a que efectivamente si podemos enojarnos. El enojo es parte de la vida, no se puede evitar pero si podemos intervenir sobre el. Incluso algunas veces puedes convertirlo en tu aliado. Cuando nos enojamos aumenta la presión sanguínea, el corazón palpita más rápido, circula más adrenalina en el torrente sanguíneo. Los músculos se tensan y la digestión se hace más lenta. Debes entender que largos períodos de ira no son saludables para tu cuerpo porque a largo plazo tienden a enfermarte.
Debemos aprender a canalizar el enojo de la manera en que Jesús lo hizo (si, también nuestro Señor Jesucristo se enojó en más de una ocasión) 

Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. - Marcos 3:5


Si observas en ningún momento Jesús perdió el control sobre su persona, a pesar de estar pasando por un período de enojo. No le gritó a nadie, no insultó a ninguno, ni tiró objetos como muchos de nosotros lo hacemos en más de una ocasión. La mejor manera de canalizar el enojo es a través de la oración. No me refiero a ese tipo de oración ceremonial con palabras rimbombantes sino a la sinceridad de un corazón que pasa por momentos de enojo y con confianza expone su causa delante de Dios.

El problema con el enojo es cuando este se sale de control. David, en el salmo 37 nos previene de enojarnos sin control

Deja la ira y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo


Cuando permitimos que el enojo se apodere de nuestro ser fácilmente podemos defraudar a Dios cometiendo pecado. Fue esto lo que le ocurrió a Caín en el libro del Génesis. Al no ser acepta su ofrenda decayó su semblante y anduvo muy enojado. Dios, que todo lo ve visitó a Caín para hacerle ver su error y así reflexionar

¿Porque estás tan enojado? - Preguntó el Señor a Caín - ¿Porque te ves tan decaído? Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡Ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte pero tú debes dominarle y ser su amo. - Génesis 4:6-7 NTV




Nadie dijo que sería fácil dominar un sentimiento que quiere dominar nuestro ser, debes considerar que es una lucha que se vive a diario y en algunas personas con mayor intensidad, pero si reflexionamos este día ¿valdrá la pena perder todo lo que has construido por un momento de ira? Bien lo escribió el sabio Salomón: El que fácilmente se enoja hará locuras (Pr. 14:17)  Moisés fue castigado al no entrar a la tierra prometida, tierra que fluye leche y miel por causa de un simple enojo. Jonás se enojó hasta la muerte por causa de una simple calabacera.¡Saúl perdió su reino por una simple canción! ¿Te das cuenta que todos perdieron grandes cosas por enojarse con pequeñeces?

No se ponga el sol sobre vuestro enojo... Si tienes familiares o amigos que son gemelos notarás que ellos son muy unidos en todas las cosas que realizan. Doquiera que este uno allí seguramente estará el otro, para lo bueno y para lo malo. La biblia nos cuenta la historia de un par de hermanos gemelos, hijos de Isaac.  La única diferencia entre Esaú y Jacob estaba en su piel; uno era más velludo que el otro. Aunque la biblia no lo narra los imagino jugando de niños, compartiendo de adolescentes y cuidando de los suyos en su adultez. Su padre Isaac, viejo y ciego iba a entregar su bendición a sus únicos hijos; la bendición era algo valiosísimo y por lo general el hijo mayor gozaba de esta. En el caso de los gemelos era a Esaú a quien le correspondía el derecho de tener la bendición de su padre, pero fue Jacob quien la usurpó. Al enterarse Isaac que su bendición había sido robada se enojó en tal manera que juró sobre si el matar a su hermano una vez el padre muriese. 

Jacob huyó de su casa, de su familia con el fin de salvaguardar su vida. Fue hasta quince años después el que ambos se volvieran a encontrar. La reconciliación de ellos es un pasaje que literalmente saca lágrimas pues es muy emotivo. Y tu, amado lector ¿cuánto tiempo dejarás pasar antes que tomes la iniciativa de reconciliarte con aquella persona con la que estás enemistada? Posiblemente pondrás excusas "Fue su culpa" "El me ofendió primero" "No perdonaré semejante provocación" Pero recuerda que Dios perdonó todos tus pecados y estoy seguro que fueron mucho más ofensivos que las razones por las que guardas este día rencor. 

Dios llene de su amor tu corazón para perdonar a los que te ofendieron y apartar la ira de tu corazón

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