Un Cambio de Visión (Marcos 10.46-52)

Al informar sobre algún acontecimiento debe entenderse que la noticia se narra según el punto de vista del informante, por tanto, para lograr tener un panorama completo de lo sucedido es necesario tener dos o más versiones del hecho. Si traemos este principio a la Palabra de Dios y aún siendo más específicos a lo acontecido a Bartimeo, encontramos que tres de los cuatro evangelistas escribieron sobre dicho acontecimiento (Mateo, Marcos, Lucas), pero hay en existencia un par de puntos en los que difieren: Mientras Mateo menciona que fueron dos los ciegos sanados (Mt. 20:30) Lucas y Marcos parecen tener todo en común.
Cualquier detractor de la biblia aprovecharía esta oportunidad para sostener que la Palabra de Dios no es fidedigna porque se contradice, pero si nos dedicamos a estudiar este pasaje, narrado por los tres evangelistas nos daremos cuenta que los tres tienen la razón. ¿Porque? Primeramente porque toda la escritura es inspirada por Dios y el punto central de la historia no se trata del número de ciegos que fueron sanados sino que Dios se glorificó al devolver la visión a quien carecía de ella y en este punto en específico los tres evangelistas estan de acuerdo. Antes de seguir con el tema te invito a abrir tu biblia y leer sobre la historia de Bartimeo

Entonces vinieron a Jericó, y al salir de Jericó, él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús hijo de David, ten misericordia de mi! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho mas: ¡Hijo de David, ten misericordia de mi! Entonces Jesús, deteniéndose mandó llamarle; y llamaron al ciego diciéndole: Ten confianza, levántate, te llama. Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino

¿Quién era Bartimeo?
Juan Marcos, sobrino de Bernabé, es el único que documenta la identidad de esta persona, probablemente le conocía, o lo escuchó de Pedro quien fue su padre en la fe al momento de redactar el evangelio. Pero el significado del nombre de Bartimeo no da muchas pistas sobre este debido a que su nombre traducido significa Hijo de Timeo. Siendo osados a juzgar, y debido a la condición de Bartimeo me atrevo a decir que era un don nadie. Sumado a su condición Marcos agregó un distintivo poco agradable que acrecentaba su desgracia pues junto al nombre Bartimeo se agregó el ciego. Calificativo que queda adherido a su nombre para exaltar su discapacidad. Timeo su padre probablemente tenía muchos más hijos, pero este simplemente Bartimeo era El hijo de Timeo, El ciego.
Lamentablemente muchos de nosotros tenemos ese calificativo que nos averguenza, para algunos el calificativo es público, a muchos otros les averguenza en privado y es que realmente es muy duro vivir con motes como "José el amargado" "Jaime el mentiroso" "Pedro el infiel" etc. Y hemos tenido que soportar como una y otra vez las personas (o nuestra propia conciencia) asocian esa desagradable "cualidad" con nuestro nombre; a tal punto que nuestra identidad en Cristo se va desvaneciendo poco a poco. La discapacidad de Bartimeo le obligaba a mendigar sumergido en la pobreza y al igual que este,  nosotros muchas veces mendigamos las bendiciones de Dios, sobreviviendo con lo mínimo y no pudiendo recibir más debido a que gracias a esa "discapacidad espiritual" que tenemos, cual lastre que arrastramos nos impide ser capaces de administrar todo lo que Dios planea darnos.

Solo tendrás una oportunidad
Bartimeo tiene mucha similitud con la iglesia del 2017, debido que hasta el día de su sanidad el hijo de Timeo nunca había visto a Jesús, ni sus milagros, ni sus prodigios. Bartimeo escuchó de la gente que se había levantado un hombre nacido en Belén, residente en Nazaret el cual tenía al Espíritu de Dios sobre el, y sin verlo, ni conocerle creyó en él, no como un profeta más sino como el Mesías.
Un día tranquilo y rutinario en las afueras de Jericó fue cambiando por una multitud, no poca que salía de la ciudad. Movido a curiosidad preguntó que era lo que ocurría y alguno de esa multitud le respondió que Jesús nazareno estaba en ese lugar.

El ciego sabía de sobra que solo tendría una oportunidad para ser sanado y debía aprovecharla al máximo. Comenzó a clamar a gran voz: ¡Jesús hijo de David ten misericordia de mi! Con esas palabras Bartimeo estaba declarando que aquel que pasaba por alli no era otro sino el mesías prometido por Dios y por lo tanto iba a ampararse en su misericordia para ser sanado.
La multitud, molesta ante ese clamor desesperado comenzó a querer callarle, a apagar su voz de clamor. Al sentir la oposición de la gente clamaba aún más fuerte ¡Hijo de David! ¡Ten misericordia de mi! de tal manera fue la voz de su clamor, que terminó por opacar la voz de la multitud.





De eso mismo se trata el clamor, un grito de angustia desesperado delante de Dios, reconociendo que ya no existe otro camino sino refugiarse ante su misericordia. El clamor es mucho más que una simple oración, es un grito de ayuda, hasta quedar sin voz, sin palabras y orar con el corazón. ¿Recuerdas a Ana, la madre de Samuél? en el templo ella estaba en un nivel de comunicación mayor delante de Dios, tanto así que Elí el sacerdote no lo comprendía. Y es que cuando clamas elevas tu oración a un nivel mayor del que la gente entiende. Para ellos tú lucirás como un loco, pero para Dios, ese clamor fue escuchado, documentado y contestado.

Tan enorme fue el clamor de Bartimeo que logró llamar la atención de Jesús. Toma en cuenta que el texto base de este blog esta en Marcos, y una de las virtudes del evangelista es narrar a Jesús de una manera en la que siempre estuvo en movimiento y el escritor se tomó el tiempo en efatizar que Jesús se detuvo. Procura este día clamar de tal manera que estes plenamente convencido que Jesús te escuchó y se detuvo a abogar por tu causa.

¿Que quieres que te haga?
Parece una pregunta sarcástica, pero si, fue Jesús quien le pregunta a un ciego, mendigo y maloliente sobre cual es su deseo. Lo explico mejor: El Creador de cielo y tierra, Dios hecho carne, que comprende los sentimientos, los pensamientos y las intenciones del corazón parece desconocer cual es la verdadera petición de un ciego. ¿Habrá sido intencional esta pregunta? Muchas veces parecemos estar desenfocados en la petición que tenemos delante de Dios. Bartimeo pudo haber pedido un buen empleo para dejar de mendigar, una posición económica favorable o algo tan superficial como aplacar su hambre, pero eso no iba a quitar su deficiencia, la verdadera causa de su condición. Bartimeo pidió algo más profundo, realmente deseaba dar un giro a su vida, dejar el estigma que lo perseguía, dejar de ser humillado por los demás y librarse de la penosa carga de ser un ciego. Al ser sanado de su vista y según lo registra el evangelio de Mateo, Bartimeo, el que antes había sido un ciego comenzó a seguir a Jesús por el camino y glorificaba a Dios en todo momento. Su acción de gracias definitivamente fue mucho mayor que su clamor. Dios siempre está solícito ante nuestras oraciones, procura que tu oración y tu clamor esten muy bien enfocados y una vez obtenido el milagro nunca olvides a quien debes agradecer.

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