Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2012

Por la boca muere el pez....

Imagen
     En Siclag el calor era abrasador a pesar que la tarde estaba avanzada ya. Las milicias de David, aquel mediático líder del cual se hablaba mucho por sus hazañas volvían de una campaña en contra de los amalecitas y se encontraban el la ciudad brindando atención a los heridos y descansando de días, tal vez semanas de intensas luchas. El rey llevaba dos días en el lugar cuando el atalaya, desde la torre le dio noticias al entonces comandante y en un futuro rey de Israel que alguien se acercaba a la ciudad. Su aspecto era deplorable. Su ropa desgarrada y su piel curtida por el inclemente sol de oriente lo hacían parecer más un indigente que una persona normal. Sin embargo no cabía duda alguna al ver sus rastros de sangre seca y su cansancio que era un guerrero. El hombre pidió una audiencia con David. Cuando estuvo delante de David inclinó su frente hasta tocar el polvo en señal de reverencia y el futuro rey le preguntó: -           ¿De donde vienes? -           Logré escaparme del

El Favor Inmerecido

Imagen
Poco tiempo después de ganar la batalla del puente de Arcole y sacar de una vez a las fuerzas de resistencia austriacas; Napoleón Bonaparte, apodado cariñosamente por sus compañeros como “El Pequeño Cabo” (le petit Caporal) debido a su camaradería con sus iguales; celebraba su triunfo de manera euforica. Sin embargo, pese a su carisma Napoleón escondía una crueldad dentro de sí. Cuenta una anécdota acerca de esta celebridad, que tras ganar dicha batalla anteriormente mencionada el futuro dictador se propuso dar muerte a los traidores y prisioneros de guerra. Este cruel acto lo hacía a vista de todo el pueblo para que los demás aprendiesen una lección sobre las consecuencias de una rebelión. Dichos condenados pasaban horas amarrados de pies y manos en la plaza de la ciudad para perder la vida ya sea en la guillotina o en la horca. Fue en esas horas angustiosas donde los prisioneros esperaban su muerte, que una vieja mujer pidió audiencia con Napoleón. Su rostro, demacrado por el sufrimi

Como el barro en sus manos

Imagen
Es increíble ver como Dios nos ilustra enseñanzas tan grandes en cosas tan sencillas. Así pensaba el profeta poco tiempo después que Dios le mostró su voluntad. Llamando a Baruc su escriba y tomando pergaminos y tablas de arcilla (se escribían en ambos en aquellos tiempos) el profeta relató sus vivencias: El Señor me dio otro mensaje: “Baja al taller del alfarero y allí te hablaré. Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno. Pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo”. Después el Señor me dio este mensaje: “¡Oh Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que el alfarero hizo con el barro? De la misma manera que el barro está en las manos del alfarero, así estas en mis manos”. Jeremías comprendió el mensaje sutil que Dios le estaba transmitiendo; un mensaje personal, de edificación. En el taller de un artesano del barro vemos objetos que son indispensables para formar una vasija, no es de extrañarse