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Mostrando entradas de mayo, 2011

Un modelo de Oración (parte final)

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No nos metas en tentación mas líbranos del mal… Kirby Puckett fue un beisbolista que llevó a los Twins de Minnesota a ganar los campeonatos de 1987 y 1991. Aunque otros equipos le ofrecieron contratos más grandes, el se quedó con los Twins durante toda su carrera. Durante su instalación en el Salón de la Fama del Béisbol en el 2001, Puckett recordó las dificultades que tuvo que enfrentar en su crecimiento en el deporte. Su necedad de convertirse en un beisbolista se vio muchas veces sujeta a tentaciones. Los traficantes de drogas y los miembros de las pandillas repetidamente lo invitaban a unirse a su estilo de vida.   Pero siempre que la tentación lo atraía, Kirby recordaba que tenía un llamado más elevado.- El Béisbol. * A menudo en nuestro diario vivir es imposible que no vengan tentaciones a nosotros, Jesús mismo fue tentado por Satanás en el desierto, demostrándonos que hay una diferencia abismal entre “ser tentados” y “caer en tentación”. En la oración del   Padre Nuestro pare

Un modelo de oración (Parte II)

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Hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra. Si el reino de los cielos es Jesucristo gobernando en nuestra vida, la frase “hágase tu voluntad” confirma el deseo de quien ora para que Cristo mismo sea el centro de todo en todo. Esta frase, más que dicha debe salir de lo profundo de nuestro corazón, debido a que no es fácil rendir nuestros deseos, anhelos, emociones y nuestra voluntad entregando toda nuestra vida a Cristo. Se trata de morir a nuestro ser todos los días. Levantarnos por las mañanas y entregar el control de nuestra vida a Cristo, que sean sus palabras por nosotros, sus acciones y su voluntad antes que la nuestra. Estimar todo lo que tenemos por basura, como Pablo lo decía y llegar a ser esclavos de Aquel que murió por nosotros. “Cristo murió por ti; ¿vivirás tu por Él?” era un sticker que leía en mis primeros días como cristiano. No debemos olvidar que fuimos comprados por precio de sangre inocente, que no dependemos de nosotros, sino de Aquel el cual comen

Un modelo de oración (I Parte)

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Una mujer habló por Teléfono al gerente de un teatro y le dijo que había perdido su prendedor de diamantes más valioso la noche anterior. El hombre le pidió esperar en la línea. Se hizo una búsqueda y el prendedor fue encontrado; pero cuando regresó al Teléfono, la mujer había colgado. Esperó a que volviera a hablar, y aún puso un anuncio en el periódico, pero nunca volvió a escuchar de ella. Aplicación – Qué mujer tan tonta, diríamos, pero muchos cristianos son iguales. Oramos a Dios, contándole nuestro problema y necesidad, pero fallamos en esperar la respuesta. Como resultado, perdemos el gozo de una oración contestada, no hallamos la respuesta necesitada y perdemos el deleite y la recompensa de una fe persistente. - Pastor Scott P. Brown Elbe – Al leer esta ilustración me hizo reflexionar mucho sobre la oración. Un buen amigo mío hizo por suya una frase que reza: “La oración es el arma del cristiano”. Es la herramienta que nos conecta con Dios Padre, nos sirve para interceder por

Lecciones de un Desierto (Parte Final)

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La voz del Creador hablándole al profeta significo mucho para este. El hecho que le llamara por su nombre figuraba que Dios le conocía a plenitud y no era un desconocido para Él. La pregunta “¿Qué haces aquí?” más como una expresión de curiosidad era un reclamo por parte de Dios para que el hombre recapacitara y saliera de una vez del encierro mental en el cual se encontraba. Dios no permite que su profeta permanezca en el escondite; ordena que se ubique en el lugar de la revelación (como Moisés). Es como si Dios le dijera: “Te has salido del ministerio que te entregué. Recuerda que todavía sigues siendo mi profeta. No has terminado tu carrera” —Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí. Elías tomó su manto y se levantó. Mientras caminaba esos 40 días constantemente anhelaba encontrarse con Dios, de la misma manera que lo hizo Moisés en el desierto hablando cara a cara con el Eterno. Deseaba tanto exponer su queja delante de El, sin darse cuenta

Lecciones de un desierto (II Parte)

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La noche comenzaba a caer sobre las dunas y debajo el enebro donde descansaba Elías, el hombre tomó sus alimentos en la soledad. Aunque su manera de pensar no había cambiado respecto a su condición como profeta y prefería morir antes de   ser proscrito, sabía que los ángeles son mensajeros de Dios, por lo cual debía levantarse de donde estaba, ir al Sinaí (Horeb) y encontrarse con el Creador. Los trescientos kilómetros que hay entre el desierto de Judea en Israel y la Península del Sinaí, donde el monte Horeb se encontraba, fueron recorridos sin prisa alguna. Curiosamente lo que al pueblo de Dios le tomó cuarenta años cruzar, a Elías solo le tomó cuarenta días hacerlo. Posiblemente lo hacía al atardecer aprovechando la frescura de la noche   para avanzar, y en el día refugiarse bajo los enebros, en abundancia en esas zonas, aunque la Biblia nos dice lo contrario. Fueron cuarenta días y noches los que caminó. No comió ni bebió nada en esos días de peregrinaje, la torta cocida sobre la